Addicted [l.r.h.] #1

30. Descubriendo secretos

CAPÍTULO 30:

30. Descubriendo secretos

—¿Estás bien? —Dylan preguntó al ver la reacción de Luke— Estás pálido.

—Siento mucho no poder llevarte a tu casa pero tengo que salir. —Luke respondió acelerado mientras recorría el apartamento para buscar sus cosas.

—¿Puedo ayudarte en algo? —era la primera vez que Dylan lo veía así. No sabía cómo reaccionar realmente, ella se había quedado parada en donde estaba antes.

—No, te voy a llevar a la estación de ómnibus, sé que el próximo es en media hora. —finalmente cuando pareció terminar de buscar se dirigió hacia ella— Lo siento mucho, toma tus cosas que voy a llevarte.

—Está bien. —ella no dijo más. Nunca lo había visto tan frustrado, definitivamente algo grueso había pasado.

Una vez que tomó sus cosas, Luke y Dylan tomaron exactamente el mismo camino para subir al apartamento para llegar al estacionamiento del edificio. Se subieron sin decir nada al coche y salieron con velocidad, Luke no dejaba de tener la misma expresión.

—No me respondiste si estabas bien. —menciona Dylan cortando el silencio.

—Eso no importa ahora. —dice todavía concentrado en lo que tiene que hacer.

—Será mejor que te tranquilices porque puedes tener un accidente, estás yendo muy rápido y estamos en el centro de la ciudad. —no era muy usual ir a la velocidad que estaba yendo Luke por las calles de Madison aunque eso no era lo que a ella le preocupaba.

—Lo siento. —dice en voz baja disminuyendo un poco la velocidad. Él tenía los ojos fijos en el frente.

—Deja de disculparte, no hay problema.

—Dije que iba a llevarte a tu casa y te voy a dejar en una estación para que te tomes un autobús. —era increíble que le importara aquello, realmente, Dylan nunca pensó que él se preocupara aunque sea un poco por ella.

—No es la primera vez que me tomo uno, tienes algo que resolver, está bien. —ella intentó calmarlo, no quería ponerlo más nervioso de lo que estaba.

Una vez que llegaron, Luke estacionó el coche y le dio dinero para que pagara el pasaje. Ella lo rechazó pero el insistió, por lo que ella se quedó con el dinero que le había dado Luke. Apenas bajó, el rubio salió nuevamente con velocidad y Dylan vio cómo se apartaba de allí. Ella sabía exactamente qué era lo que iba a ser una vez que la dejara, tenía dinero en su bolso y pretendía usarlo esa misma noche, no solo para volver a su casa.

Llamó al primer taxi que estaba por venir, afortunadamente había llegado uno muy rápido y se subió.

—Siga al BMW negro que está ahí. —ella dijo al apenas subirse. El taxista levantó una ceja que ella vio a través del espejo y siguió hablando— Mi novio está ahí, quiero alcanzarlo antes de que haga alguna estupidez, por favor síguelo.

El auto arrancó y ella no dejó de apartar la vista del coche de Luke. No tenía por qué darle explicaciones a un desconocido de por qué iba a seguir a un auto pero era mejor decir alguna mentira antes de que levante algún tipo de sospecha, aparentemente no era muy usual que alguien diga que quiere seguir a un BMW.

Dylan pensó que iba a recorrer una distancia más larga, pensó que Luke ya se había metido un poco en el tema que quería seguir con ella pero estaba completamente equivocada. Luke entró su auto en el estacionamiento de un hospital. El taxista frenó junto en frente de allí y ella le pagó rápido para bajarse. Solamente la gente que entraba allí tenían acceso a aquel estacionamiento. Dylan sin pensarlo dos veces, entró por la puerta principal. Recordaba muy bien ese lugar, ella había estado internada allí apenas la trasladaron de la clínica de Mazomanie. Se le cruzaron varios fríos recuerdos al entrar. Había estado encerrada ahí dentro por dos meses y medio, estuvo dormida casi todo el tiempo pero a su vez recordó varias cosas cuando estuvo allí, los médicos, la policía, las enfermeras... Dylan recordó por un instante un apellido que había leído en un artículo periodístico de la vez que trató de investigarse a sí misma. Fue directamente a la recepción de la planta baja y miró a sus alrededores para ver si se encontraba con Luke pero no lo veía por ninguna parte.