Capítulo final: El doncello del mar

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-Finalmente todo ha terminado, el día esperado llegó, la multitud estaba emocionada por la ceremonia donde pudieran celebrar los nuevos ciclos de oleadas de nuevas corrientes del año con la nueva unión de los caballeros de athenea y la propia deidad de los mares que tendrían un destino especializado para sus actividades en el plano de los mares, cada monstruo hijo de tifón nuevamente era bienvenido en el reino, con sus respectivas moderaciones para mantener la calma y cuidado, el par de seres que estaban en una danza alrededor de aquel remolino que se iba formando cuando no se soltaban de las manos ninguno del otro, sus miradas conectadas una a la otra, luego de unos minutos se detuvieron para luego ir nadando hacia la barrera de coral que se removía lleno de vida y movimiento, aquel par usaba prendas de oro en conjunto, collares, algunas pulseras, tobilleras e incluso aretes, el peliverde tenía en sus prendas piedras preciosas del mismo color de sus ojos fundidas en aquel oro que formaba parte de la nueva armadura que portaba en compañía de la armadura de Anfitrite, compartida con la armadura de Andrómeda, el cosmos de ambos movían las olas con lentitud y algo de fuerza para mover los barcos, lanchas y demás moviliarios del mar.-

Julian: ya deben de estar moviéndose cerca ¿vamos a ver?

Pensé que jamás lo preguntarías.

-Sin soltarse de las manos, fueron nadando demasiado suave hasta la superficie donde asomaron su cabeza y ver a la distancia aquella barca dorada que navegaba a su ritmo sobre las aguas llevando a los caballeros dorados a un ritmo acelerado directo a un destino que solo ellos conocían junto al motivo de su viaje, los dos se quedaron postrados en rocas gigantes uno frente al otro, obviamente con sus ropas de túnicas puestas, esperando a que el barco pasara junto a ellos para saludarles con la mano alzada.-

Julian: ¡hey! En los siguientes kilómetros hay aguas turbias, si van a ritmo moderado les será muy fácil.

Aioros: ¡muchas gacias!

-Alzó la voz asomándose desde la proa mientras alzaba la mano sacudiéndola de un lado a otro para los dos.-

¡No olviden llamarnos cuando necesite ayuda!

Milo: no somos de memoria corta, claramente lo haremos.

-Alejándose todavía en su curso aquella barca de oro hacia la lejanía de la bravura del mar que rugía con algo de fuerza, luego miraron hacia arriba en dónde entre las nubes yacía en camino el carruaje de la diosa lunar que llevaba a sus perros de caceria consigo, la pelilila iba a un costado suyo mirando hacia abajo, cuando pudo verles les habló en vía cosmos.-

Saori: que gusto verlos, espero que puedan disfrutar de su vida juntos, les felicito.

-Los dos solo atinaron a sonreír antes de despedirse de ambas con la mano y regresar al océano en donde ellos iba y venían a voluntad de las olas, como si jugaran entre ellas bajo las tormentas de otras partes del mundo, las corrientes del mar estaban a la suerte para que ellos puedan empezar a navegar como motos en carretera pública sin paso peatonal, los dos estaban navegando con sus piernas en todas las corrientes, tardando pocos días para llegar a los continentes, a la vez que manejaban el tiempo con calma y sin bravura.-

Julian: esta tarde deberán llegar los demás a la costa, por lo que nos quedará toda la noche libre~

Esta vez si es mejor que no causen problemas, al menos o cuando guardemos las cosas.

Julian: no hay de que preocuparse de eso, si se atreven a hacerlo sabes que iremos a por ellos.

Jejej lo sé, solo quería sonar menos amenazador.

Julian: de todas maneras queda en ellos si creerte o no~

-Le dió un beso a la mejilla antes de abrazarlo de la cintura suavemente.-

Julian: veamos cuántos te creen.

Espéro que todos lo hagan.

-Respondiendo con un beso en sus labios que fue correspondido por el mayor que no le soltaba de su agarre, lo fue halando hacia una de las corrientes para que los dos se recuesten, el mayor debajo del menor mientras que la corriente los iba llevando, ambos con felicidad y algunas caricias que de manera mutua se daban cariño mutuo con caricias suaves y algo sutiles para que ninguno se pueda incomodar en la vista de los demás mientras que eran llevados por la corriente hacia su destino desconocido.-

Julian: ¿sabes que eres delicioso cuando besas?

E-eso debería decirtelo a tí.

-Y conforme pasaban las horas iba creciendo su nivel de cariño hasta el nivel matrimonial, pero gracias a que debían de atender a los demás para no dar una mal imagen a los demás, en especial cuando los barcos iban pasando cerca, el peliverde se les acercaba para que pueda verlos, si se lo topaban deberían de escuchar sus advertencias y quedar entre ellos si creerle o no en la información que les diga, a pesar de que lo suelen confundir con una sirena, no deberán de ver su cosmos en acción como consecuencia, por mientras tanto, el resto de las vidas mortales que tenian por delante y el resto de la eternidad, aunque ellos dos hagan desastres en ciertas áreas, no les impedían cometer sus actos con lo que respecta a las consecuencias de las malas acciones ajenas sobre el nivel del mar e incluso debajo de éste.-

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