Cap. 50: trabajo de casa #1

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-Después de que todo haya quedado en calma y que el peliazul estaba terminando de desayunar, el menor termino de bajar las escaleras hasta la planta baja para ir a limpiar lo que ha ensuciado en la cocina mientras tarareaba una melodía levemente en lo que los demás estaba haciendo sus labores del día a día, incluyendo el pelirosa quien por su parte andaba en un apartado de la mansión para terminar de dejar lo que no se necesitaba en los contenedores de reciclaje antes de retirarse de aquel lugar para solo dirigirse hacia la mansión encontrándose con el peliverde que estaba terminando de limpiar los trastes que había dejado en la mañana.-

Sorrento: parece que tiene mucha energía joven Shun.

Ya lo creo, hoy amanecí con ganas de hacer muchas cosas por lo que no podría esperar a algo en específico.

Sorrento: ¿tanto así?

-El menor asintió con la cabeza levemente mostrando una sonrisa tierna, haciendo que el pelirosa pensara en algunas cosas que podría hacer ahora aprovechando la disposición ajena para empezar a llevarlo consigo por los pasillos.-

Sorrento: bueno, ya que lo dice, ¿no le molestaría ayudar un poco con algunas tareas?

Para nada, sería un gusto ayudar en algo.

Sorrento: entonces acompáñeme por favor.

-Los dos salieron al jardín de la mansión, en un camino directo hacia una de las chozas donde guardaban las cosas de jardinería aunque pasaron de largo pues el pelirosa lo llevó a otro sitio tras abrir una puerta trasera que los llevaba a otro camino empedrado.-

Sorrento: debido a que últimamente el personal esta muy ocupado con otros asuntos, tenemos que hacer varias labores dentro y fuera de la mansión, podríamos aprovechar de que el señor Julián está descansando para darle una pequeña sorpresa.

¿Sorpresa? ¿Qué sorpresa?

Sorrento: es una pequeña sorpresa que todos los empleados le hacemos al señor cada mes en agradecimiento de tenernos en sus aposentos, pero este año la mayoría esta de viajes de negocios que fueron dejando poco a poco esa costumbre, por lo que acercándose el siguiente mes tenemos que aprovechar de regalarle algo que deba utilizar.

-El peliverde quedó entre sorprendido y curioso, no tenía ni la menor idea de lo que podría hacer para darle al peliazul o mínimo tener que hacer algo para que le pueda compensar su gratitud, sonaba una buena idea pero su mente no lograba maquinar alguna idea, por ahora.-

ooh, ya veo, debe ser algo fastidioso en ir pensando en darle algo ¿o no?

Sorrento: solo un poco, la verdad es que al señor Julián no le interesa mucho que se molesten en hacer un regalo para el, al igual que festejar su cumpleaños.

-Eso le llamó la atención.-

¿Por qué?

-El pelirosa solo continuó el camino dejando con la pregunta en la boca del menor quien solo le seguía el paso.-

Sorrento: solo tenemos en cuenta que mientras insistimos en darle algo a nuestro señor, debe aceptarlo y de esa forma aclarar que nuestro agradecimiento es sumamente especial.

-El menor solo guardó silencio durante el camino hasta que llegaron a otra casita pero más adornada que estaba a la otra mitad del jardín por lo que es muy probable que el peliauzl no los vaya a escuchar con totalidad o por lo menos no por esos momentos.-

Sorrento: aquí es donde mayormente solemos reunirnos para evitar que el señor Julian pueda sospechar de los planes, por lo que podemos reunirnos aquí diariamente para conversar de lo proximo a obsequiarle.

-El menor miraba el contorno de aquella casita, era realmente hermoso con los mosaicos grecoromanos y algunos dotaban de historias de piratas que estaban zarpando los mares y demás criaturas que andaban en el mar, no había duda que estaba claramente dejado para el mayor, así que el peliverde no hizo más que dejarse llevar por el pelirosa hasta una mesa de color crema donde los dos hablarían con tranquilidad.-

Sorrento: bueno, he aqui algunos de los planos que hemos hecho en años pasados para el señor Julian, ninguno se ha repetido hasta la fecha.

-Dijo sacando uno por uno los planos que ahí se encontraban, realmente parecía mucho que contar y ni sediga de las estructuras.-

Vaya, si que se lo toman bastante en serio.

Sorrento: debemos hacerlo, cualquier idea es aceptable para que nuestro señor se sienta tranquilo.

Entiendo, en ese caso supongo que se debe de cosas grandes ¿verdad?

Sorrento: no, no, también pueden ser cosas pequeñas pero de utilidad o mínimo que le guste a nuestro señor, pero todo depende de la suerte que se tenga.

¿Eeh?

-El peliros suspiró.-

Sorrento: lo que pasa es que si no le gusta algo no lo querrá ni ver, por más que se haya gastado energías y las ideas para ello, todo podrá salir en vano si no le gusta para nada.

Aaah! Ya veo... Así que... Se esmeran mucho por eso...

Sorrento: si, cada detalle cuenta, por eso mismo cada mes nos reunimos para debatir lo que podríamos darle para el mes que viene.

-El peliverde solo estaba procesando todo lo que le dijo, sonaba realmente difícil al ver todos esos planos de los regalos que le han dado al peliazul mientras que él apenas iba conociendo algunas cosas que tal vez puedan o no gustarle.-

Sorrento: ¿alguna pregunta?

Eh? ah, no... Por ahora no...

-Volviendo su mirada hacia aquellos planos, poco a poco los iba pasando.-

Si que son bastantes.

Sorrento: así es.

-Mientras tanto, el peliazul tras terminar de desayunar bajo a la cocina a limpiar sus trastes y dejarlos en su sitio común.-

Julian: bien, ahora a ver dónde estará el joven adnrómeda.

-Lo primero que pensó es en su habitación, así que ahí fue lo primero a donde partió extrañándose que al final no estuviese, a lo que bajando las escaleras lo fue buscando por diversas partes de la mansión.-

Julián: que raro... ¿A dónde habrá ido?

-Se cuestionó para sí mismo en lo que andaba a paso lento andando de un lugar a otro buscando con la mirada al peliverde menor.-

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