olvidate de mí para siempre

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Angie observo el reloj de nuevo, tres y cuarenta y dos de la mañana. Llevaba tres horas intentando dormir y seguía sin conseguirlo. Una vez cerraba los ojos el rostro de German aparecia, atormentándola ¿Deberia decírselo? ¿Cómo se lo diría? No podía simplemente llegar y decir: ¡Hola, German! ¿Cómo te va? A mi increíble, y una cosita; tenemos un hijo.

Angie sabia que debía decírselo, pero tenia miedo a su reacción. ¿y si se enojaba con ella? "¿ y porque te la miedo que se enoje?" pensaba, negando en su mente la idea de que aun sentia algo por el "No es que me importe lo que sienta o no por mi" "¡Claro que te importa!" "¡Claro que no!"

-¡Ya basta!-susurro Angie con enfado mientras se ponía de pie.

De nada le servia seguir batallando con sus pensamientos si estos no le llevaban a ningún lado. Cansada se salió de su habitación y camino de puntillas hasta llegar a la mesa de la cocina. Esto le llevo tiempo ya que la casa estaba en penumbras. Con cuidado levanto la silla y se sento. Con desesperación cubrió su rostro con sus manos, sin saber como decirle a German que tenia un hijo. ¨Tenes que decírselo, Angie" "¿pero como?

Lentamente levanto la mirada y observo el sofá que estaba enfrente de ella. Pronto los recuerdos empezaron a surgir:

Flashback:

-Gracias por haberme acompañado a casa, Jeremias-dijo Angie mientras dejaba su bolso en el perchero.

-De nada-contesto el sonriente.

Era de noche y la casa estaba a oscuras. Angie había salido tarde del Studio y Jeremias al verla salir sola decidió acompañarla. Su relación había mejorado bastante estos últimos meses. Gracias a que Angie le había suplicado volver al Studio el había regresado y ahora estaba mas unidos que nunca. Era como si no existiera cosa que Angie no pudiera contarle. Era su amigo, su apoyo y por sobre todo estaba perdidamente enamorada de el.

-¿Queres tomar algo? ¿Te? ¿Café?-pregunto ella encendiendo la luz de la cocina.

-No, no te molestes ya tengo que irme-contesto el caminando hacia la puerta.

-Oh. Claro.

Jeremias se despidió agitando su mano y justo cuando iba a abrir la puerta se giro de nuevo y camino hacia Angie, con Nerviosismo.

-Basta, Angie. Ya no puedo mas. Tengo que decirte algo.

A Angie le empezó a latir el corazón rápidamente, mientras le prestaba mas atención a Jeremias.

-¿Qué pasa?-pregunto dejándose caer en el sofá.

German trago fuerte. Y se sento a su lado, tomando valor. Con delicadeza todo la mano de la rubia y la miro a los ojos. Hace semanas que sentía esto y no lo podía seguir negando. El había pensado que Esmeralda había llegado a remover todo sentimiento que tenia hacia Angie pero no fue asi. Todos estos días en el Studio viéndola cantar, viendo lo dulce que era, el poder acercarse a ella y que le contara sus problemas lo habían vuelto mas loco por ella que antes. Constantemente tenia que luchar con si mismo para no abrazarla o besarla; y sentía que si no le decía lo que sentía no iba a poder contenerse mas.

-Angie... yo-empezo balbuceando-yo...

-Tranquilo-dijo ella acariciando su mano en un intento por calmarlo; aunque a ella le latia el corazón tan rápidamente que sentía que se le iba a salir del pecho.

Con valor German estiro su mano y la coloco en la mejilla de Angie, acariciándola.

-Ya no puedo contra esto. No puedo alejarme de vos y tampoco quiero hacerlo. Se que pudimos haber tenido problemas pero lo único que se es que estoy dispuesto a luchar contra lo que sea para que estemos juntos.

Lo que nos mantiene unidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora