Lo que nos mantiene unidos

No lo necesito

Media hora. Una hora. Dos horas y Angie seguía sin aparecer. Matias sabia que su hermana carecia de inteligencia alguna pero cuando esta la agarraba contra alguien... había que temerle. Poco a poco la desesperación empezó a crecer en el interior de Matias, hasta llegar al punto de recorrer las calles a toda velocidad y sin fijarse mucho en los detalles de esta. Lo único que buscaba era una cabellera casta;a ondeando contra el viento. El corazon del hombre latia frenéticamente mientras sus ojos daban una ojeada por todo el perímetro de la calle, si no veía nada aceleraba a todo dar de nuevo para proseguir asi ante la siguiente calle. Hace mas de veinte minutos que había dejado las luces de la ciudad atrás y ahora se adentraba en un camino rodeado por bosque de ambos lados. Exasperado, tomo su celular del asiento de a lado y reviso la pantalla... ni una llamada o un mensaje. Con German habían quedado en que si alguno lo encontraba se llamarían para avisar y parar de buscar. En un arrebato de ira cerro el aparato con fuerza y lo lanzo hacia el asiento de el copiloto cuando de pronto vio algo que lo hizo frenar con tanta brusquedad que su pecho choco contra el volante sacándole todo el aire.

Al otro lado de la calle estaba un auto negro, un auto el que Matias conocía a la perfeccion. Era el auto de German. Sentada encima de la cajuela con los brazos sujetando sus piernas, estaba una casta;a. Su rostro no se distinguia pues este estaba oculto entre sus piernas. Matias agradeció al cielo que aun hubiera un poco de luz en el ambiente, de haber sido mas tarde ni siquiera la hubiera notado ahí sentada. Rápidamente se bajo del auto y cruzo la calle, cerciorándose de que no vinieran carros de ambos lados. El rubio llego al lado de Angie y esta ni siquiera se movio. Por un momento se pregunto si quería estar sola o si simplemente no lo había oído llegar, lo que le parecia estúpido pues con el sonido chirriante de los neumáticos con el pavimento tuvo que haber notado que alguien se había detenido a su lado.

-Angie?-pregunto Matias tímidamente.

La casta;a solto un respingo al escuchar la grave vos del rubio justo al lado de ella. Por unos segundo no se movio hasta que por fin se decidio por levantar el rostro lleno de lagrimas. Matias tomo una bocanada de aire al verla en ese estado. Tenia una sensación de impotencia enorme al verla asi, haría todo lo que fuera por verla feliz.

-Que paso?

Angie se paso la parte posterior de la manos por encima de su mejilla, para limpiar sus lagrimas.

-El auto se quedo sin gasolina-contesto con la voz quebrada.

Matias suspiro y apoyo en el suelo y se dio el impulso suficiente para poder sentarse junto a Angie.

-Sabes que no me refiero a eso- dijo con serenidad mientras observaba a la casta;a de perfil.

Angie seguía con la mirada fija al frente. Poco a poco una lagrima se deslizo por su mejilla diciendo todo lo que ella no podía ni expresar. Apenada bajo la cabeza y la hundio entre sus piernas de nuevo. Matias trago fuerte, no toleraba verla asi. El solo pensar que de seguro Jade le había hecho este da;o le daba rabia. Tímidamente acerco su mano hasta llegar a la espalda de la mujer y acariciarla de arriba abajo. Angie levanto la mirada de nuevo y vio a Matias a los ojos, empezando a llorar de nuevo.

-Sabia que algunas personas iban a tomar ventaja de mi accidente. Sabia que el perder la memoria me volvia vulnerable ante los demás y que se aprovecharían de mi. Pero... nunca pensé que el lo hiciera- musito débilmente viéndolo herida.

Matias trago fuerte de nuevo. La noche en que habían llegado a cenar a casa German y ella le habían relatado a Jade y a el todo acerca del accidente. Matias no había podido evitar pensar lo mismo que Angie, alguien sacaría ventaja de esto y no podía mentir... el mismo lo había hecho, pero no era a el a quien se referia.