Me encantas celosas

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German golpeo las madera de la baranda con los dedos, creando un suave golpeteo en el ambiente además de las bocinas de los autos que se escuchaban desde abajo. Cansado del silencio y la incomodidad entre ellos German hablo:

-Porque saliste?

Angie suspiro con fuerza, apretando la quijada. Que no había sido obvio el motivo de su salida repentina? Si lo que German quería era provocarla, lo estaba logrando.

-Queria tomar aire-mintió ella evitando su mirada.

Silencio de nuevo.

-No te agrado mucho la mesera, no?-pregunto German buscando su mirada.

Ah no. Eso si que no. El hombre la sacaba de quicio. Tenia que coquetear enfrente de ella con una camarera, cuando hace unos días le había dicho que la amaba y ahora le reclamaba el que no le hubiera agradado la camarera? Que seguía? Tener que pedirle perdón a la mesera por no haberles dado mas privacidad para hablar del físico perfecto de German?

-Sabes que?-le pregunto ella tragándose el enojo que tenia- no es que no me haya agradado, es solo que no creo que el coquetear con una mujer extra;a enfrente de tu hijo haya sido algo digno de admirar.

German se giro para ver a Angie de perfil, esta tenia la quijada apretada y los dedos aferrándose con fuerza a la baranda. La chica no le dirigía la mirada. El sabia que ella estaba celosa y no es que quisiera seguir haciéndola sentir mal; es solo que le fascinaba verla celosa. Le daba un cierto toque de posesividad que simplemente lo enamoraba mas; dándole ganas de callarla con un beso para que parara de hacerle escenitas públicamente.

-Lo que me pregunto es: a quien le molesta mas? A mi hijo o a su madre?

Angie rio negando con la cabeza, mientras su quijada se apretaba mas. Con lentitud se giro para ver a German. Esta estaba sereno con un brazo apoyado en la varando esperando su respuesta. Detestaba esa actitud socarrona que a veces tenia, como para hacerla enojar. La casta;a tenia que calmarse, después de todo ella había sugerido el que solo fueran amigos y eso le quitaba toda potestad por sobre German. Podía hacer lo que se le antojara.

-Por mi podes coquetear con tu amiguita la mesera todo lo que se te de la gana-le contesto, esta vez viéndolo a los ojos.

El rio por lo bajo. Mientras se acercaba un poco mas a ella.

-Si es eso lo que te molesta, no tenes de que preocuparte. Ella no te llega ni a los talones, Angie.

Angie lo vio con una ceja levantada y mirada incrédula.

-No tiene porque hacerlo-contesto volviéndose a girar para ver el paisaje.

German solo la vio, mordiéndose el labio. Que sensual se veía enojada. Cansado de intentar convencerla empezó a caminar hacia el edificio, cuando noto que Angie no lo seguía se giro y la vio allí, tal y como la había dejado.

-La comida llegara pronto-le dijo a la rubia-tenemos que entrar.

-Voy en un rato-contesto ella dándole la espalda, un poco mas calmada.

-Te vas a congelar aquí afuera, hace frio.

-Estoy bien. Si necesito abrigarme regresare por mi abrigo al restaurante.

German la vio suspirando, desesperado. Angie seguía igual de testaruda que siempre.Bien, si asi quería jugar el también podía hacerlo. Lentamente se acerco a ella y la abrazo por la espalda, sus manos yendo a parar a su estomago mientras le susurraba algo al oído con una vos que hizo que Angie se estremeciera por dentro.

-tantos a;os y seguís igual de terca-susurro el muy cerca de su oído.

Angie sintió como su piel se erizaba mientras su corazón latia salvajemente dentro de ella. Estaba jugando con fuego y lo sabia. Porque dejaba que German la tocara? Simple. Por puro masoquismo. Era como aquel ni;o peque;o que le dicen que no toque el fuego porque se a quemar pero igual lo hace, sabiendo que se va a quemar. Se atreve a tocarlo por simple curiosidad, aunque sabe que va a salir lastimado.

Lo que nos mantiene unidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora