Lo que nos mantiene unidos

Somos cinco

-Como estas, preciosa?-le pregunto parándose al lado de la cama.

Angie lo observo con los labios apretados y los ojos cristalinos. No podia controlar su emociones, Violetta le habia soltado demasiado información en tan poco tiempo que no podia creer que habia perdidoecuerdos de tanto tiempo. Memorias tan valiosas que le provocaba miedo el perder. No sabia que decir ni como reaccionar, para ese momento el dolor en su cabeza ya no le importaba. Solamente la angustia de no conocer su vida durante un mes era lo que atolondraba su mente. Sin poder articular palabra alguna estiro su mano, llamando a German. El hombre estiro su mano y tomo la de Angie, quien lo halo hasta la camilla. El pelinegro se dejo llevar y se recostó al lado de la casta;a. Con suavidad y cuidado la pego a el mientras acariciaba su espalda, no quería lastimar su cabeza pues estaba delicada..

-Todo va a estar bien, mi amor- musito el hombre besando su cabeza.

-Es que... no... no se que me pasa!-respondio la mujer elevando la voz, refundiendo su rostro en el pecho de German.

-Es normal. No tenes porque temer, estoy aca para vos. Todos estamos aca-la consolo el haciéndole mimos.

En su interior daba infinitas gracias a su hija por la ayuda de su hija al contarle todo a Angie. Le habia ahorrado mucho tiempo y explicaciones. Aun no sabia como decírselo pero tenia que hacerlo.

-Yo no entiendo como- sollozo la ojiverde quejándose en voz baja.

- El golpe en la cabeza fue muy fuerte. Han sido muy recientes y...

-No no es eso!- exclamo Angie alejándose un poco de German hasta verlo a los ojos.

El ojimarron bajo su cabeza un poco mas hasta ver a los ojos a Angie, esta elevo su mirada y de pronto su corazon se acelero al ver que los labios de German estaban a escazos centímetros de los suyos. La mujer lo observo por unos segundos hasta que bajo la mirada, avergonzada.

-Como me pudo gustar matias?!-chillo en vos baja refugiándose en el pecho de German- es un asco!

Sin poder resistirlo German solto una carcajada y acaricio la nuca de Angie. Pagaría lo que fuera por volver a escucharla decir eso.

-Yo también pensé lo mismo cuando lo supe- dijo el entre risas, recordando haberlo pensado.

-Perdoname por haberte hecho sufrir. No se como paso y me da tanta vergüenza el haberte dado la espalda.

El hombre enternecido le beso la frente y rozo la punta de su nariz contra el perfil de la casta;a.

-Todos hemos cometido errores, no porque te hayas equivocado voy a dejar de amarte. El amor perdóna y yo lo hare cuantas veces sea necesario-le dijo con dulzura, en una voz serena.

Angie sonrio sin ser vista y se pego mas a el. Las palabras que el acababa de decir se resumían en toda su relación. Los problemas que habían pasado habían sido miles; Jade, Esmeralda, el orgullo, la culpa y ellos mismos. La casta;a habia perdido la cuenta de cuantas veces se habían pedido perdón el uno al otro. No importaba cuantas veces se hubieran lastimado, el amor que nacio en ellos al conocerse seguía allí; intacto. El que German estuviera a su lado en estos momentos solo le recalcaba el inmenso amor que sentía por ella. Cuando Angie era una nena nunca pensó encontrar la felicidad al lado de un hombre, todos parecían tan inmaduros e iguales que simplemente se desilusionaba. Pero el encontrar a German era como vivir un cuento de hadas dia a dia, era una aventura que le encantaba vivir. Se pregunto que habría pasado entre ellos durante ese mes, cuantas veces la beso, cuantas veces le habia dicho te amo, cuantas veces hicieron el amor y hasta cuantas veces habían pasado tiempo en familia. Solo habia olvidado treinta días pero para ella eso era una eternidad, nunca habia entendido eso de que cuando amas a alguien el tiempo pasa lento. Ahora lo entendia, al estar con el pelinegro el tiempo pasaba lento cuando en realidad iba de prisa.