Fui un tonto

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Angie exhalo e intento cerrar la puerta pero el pie de Pablo se lo impidió.

-Por favor Angie, vine a disculparme-suplico el empujando la puerta hacia adentro.

La casta;a apretó la quijada mientras intentaba con todas sus fuerzas cerrar la puerta. No quería hablar con Pablo, lo necesitaba pero no quería verlo. Angie intento con todas sus fuerzas cerrar la puerta pero sus fuerza le fueron insufucientes y tuvo que darse por vencida, además estaba actuando como una nena.

-Gracias-agradecio Pablo mientras veía el rostro de Angie aparecer detrás de la puerta.

La casta;a lo fulmino con la mirada y se hizo a un lado para dejarlo pasar. una vez Pablo estuvo adentro Angie cerro la puerta y lo siguió hasta el sofá. Ambos se sentaron y se vieron con incomodidad. Pablo no sabia ni como empezar, como pedirle perdón a tu mejor amiga por haberla defraudado por completo? Pablo abrio la boca pero no emitio ningún sonido ya que Violetta había entrado justo en el momento en que iba a empezar a lanzar sus excusas.

-Enserio no te lo creo que vos y pa... oh, hola Pablo-saludo Violetta dándose cuenta de la prescencia del hombre en la sala.

Pablo levanto la mano e hizo un ademan para saudarla, lleno de incomodidad. Angie bajo la cabeza y la fijo en sus manos que reposaban sobre sus piernas.

-Yo los dejo solos- a;adio Violetta mientras empezaba a caminar hacia las escaleras.

Pablo agradeció en lo mas profundo de su ser el que Violetta los dejara solos. Su problema siempre era sobre pensar las cosas y ahí se encontraba el verdadero obstáculo. Cuando pensas demasiado las cosas empiezan a aparecer problemas que no estaban ahí en primer lugar. Ahora el miedo había vuelto a invadirlo y era como si el raton le hubiera mordido la lengua. Cuando Violetta ya no podia escuchar nada Angie levanto el rostro y vio a Pablo fríamente.

-Entonces?-pregunto inexpresiva.

Pablo trago fuerte, reuniendo fuerzas para hablarle a su amiga. Había ensa;ado lo que le iba a decir un millón de veces pero ahora su corazon le dictaba que debía decir justo lo que sentía.

-Perdoname, te ruego que me perdones Angie-empezo el acercándose a ella- fui un tonto al aprovecharme de vos y no tengo excusa para justificar lo que hice. Deje que mi amor por vos me cegara y me hiciera llegar al extremo de hacerte da;o cuando lo único que quiero es que estes bien. Que seas feliz. Te quiero y mucho, lo sabes y espero que algún dia puedas perdonarme... aunque no lo merezca.

Angie vio a los ojos a su mejor amigo. Estaba siendo sincero con ella, todo lo que había dicho había sido completa y totalmente genuino. Pablo suspiro al ver que Angie no le respondia y se puso de pie. Ya había hecho su parte, pedir perdón; ahora todo recaía en Angie. El pelinegro se paro y paso a Angie de lado. La casta;a sintio como la culpa la invadia, Pablo había tomado el coraje para ir a pedirle perdón cuando sabia a la perfeccion cuan enojada estaba ella con el. A pesar de haber perdido toda la confianza en el no podia dejarlo ir asi, ya lo había perdonado desde hace días y el tenia que saberlo.

-Pablo-lo llamo sobre el hombro.

Pablo se detuvo y se giro para verla, lleno de esperanza. Angie suspiro y se puso de pie para acercarse a su amigo. Una vez estuvo lo suficientemente cerca sonrio levemente y lo abrazo con fuerza. El no sabia que hacer, completamente sorprendido por el abrazo tan repentino. Después de darle un peque;o apretón mas, Angie se separo y vio a su amigo a los ojos.

-Sos un tonto? Si. Me lastimaste? Si-dijo ella respondiéndose a si misma- Te perdono?... claro que si.

Pablo sonrio y volvió a estrujar a su amiga con el doble de fuerza que ella lo había hecho. Angie gimio ante el apretón tan brusco mientras pablo reia de felicidad.

Lo que nos mantiene unidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora