Las llaves

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Me es...estoy conge...lando- tirito Angie conforme sus pies se hundían en la nieve.

German solto una risa y el vapor tibio saliendo de su boca se hizo visible al chocar contra la gélida atmosfera que rodeaba a la pareja. El hombre se acerco aun mas a la ojiverde y la rodeo con un brazo no sin antes depositar un beso en su sonrojada mejilla debido al frio. Angie solto el aire súbitamente y temblo al sentir la fría nariz de German contra su rostro aun un poco tibio.

-Lo siento- se disculpo el acariciando el hombro de la chica con su pulgar.

Angie sonrio y asi continuaron caminando hacia donde German los dirigía. Conforme avanzaban sus huellas se formaban en la nieve, una al lado de la otra. Sin saber porque lo habia interpretado de esa manera, la casta;a pensó que seria lindo estar asi por siempre, al lado de German. Queriendo ver ese hermoso rostro que le robaba el aliento volvió su mirada a el. El hombre tenia puesta una bufanda color negra que combinaba con su abrigo del mismo color. Un gorrito color gris yacia en su cabeza cubriendo parte de su frente y sus orejas. Sus mejillas estaban rojas, al igual que las de ella y su mirada fija en el camino.

-A d...donde... vamos?-pregunto Angie con un poco de dificultad.

-Es sorpresa- contesto el girándose a verla con una radiante sonrisa.

-Si no me decis vas a tener que cargarme- lo amenazo ella entre risas, sabiendo que a el le causaba gracia que no soportara caminar cuesta arriba- porque de otra manera moriré del frio y del cansancio. Tengo un paquete algo grande dentro mio, recuerdas?

El rio por lo bajo y se detuvo. Despues de frotar sus manos descubiertas ante el frio y calentarlas con su aliento; doblo las rodillas y se quedo ahí. La casta;a que vestia un abrigo azul oscuro, botas de cuero marrones al igual que su bufanda, una blusa blanca y un gorrito beige lo observo sin entender.

-Falta un buen tramo asi que arriba- la invito el haciendo un movimiento con la cabeza invitándola a subirse a su espalda.

Ella sonrio y sin quejarse camino hasta el, hundiéndose en la nieve hasta subirse a su espalda. Una vez se acomodo cerro sus brazos alrededor del cuello de German y sus piernas alrededor de la cintura del hombre. El pelinegro dio un brinquito para subir a Angie por su cuerpo hasta poder sostenerla firme, tomándola de las piernas.

-Gracias- musito ella dándole un beso en la mejilla.

El sonrio sintiendo lo fría que estaba la punta de su respingada nariz, ahora sabia lo que Angie habia sentido. El hombre comenzó a caminar mientras Angie apoyaba su mejilla contra la de German. Juntos caminaron observando como los arboles estaban repletos de nieve y como el color blanco que lo cubria hacia ver a ese bosque como un lugar sacado de una postal. Era hermoso. Después de unos minutos la casta;a se empezó a aburrir y no hallando nada mas para entretenerse empezó a depositar castos besos repetitivos en la mejilla de German, luego en su quijada y en la comisura de su boca. El hombre rio al sentir sus frios y húmedos labios en contra de su piel, pero mas que nada por sentir como Angie se empezaba a calentar con rapidez.

-Ok- dijo el deteniéndose a mitad de un bello prado- me estoy viendo seriamente tentado a bajarte aca mismo y hacerte temblar del frio al no tener nada encima que te cubra de la nieve.

Angie abrio los ojos como platos y solto una carcajada armoniosa.

-Sos un sucio!- exclamo bajándose de su espalda, no queriendo desencadenar mas hornonas en su pobre novio.

La chica continuo caminando mientras German reia a su espalda, no se quejaría si la rubia lo hubiera seguido besando pero tenia algo mucho mas importante que hacer. Después de dar un par de zancadas la alcanzo tomándola de la mano y asi caminaron por uso diez minutos mas. Al llegar a una colina en la cual no se podia distinguir nada de lo que habia del otro lado el hombre se detuvo y suspiro.

Lo que nos mantiene unidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora