Agotante | Harry Potter x Stranger Things | Draco Malfoy y Tú [TERMINADA]

🧇•Eleven•🧇

•HARRY ARE YOU OK?•
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Por la tarde, la mayoría de estudiantes estaban en el Gran Comedor, con un montón de artículos de Hogsmeade, bromas, golosinas, ropa, burbujas, cajas de regalo... muchísimos juegos coloridos reposaban sobre las mesas y todos jugaban y se enseñaban las compras que habían echo en la salida.

Los tres Slytherins, como todos iban por su cuenta, ya que era rato libre, decidieron sentarse junto a los Gryffindors.

—¡Y en la oficina postal hay cerca de doscientas lechuzas clasificadas en colores que indican lo rápido que pueden volar! —explicó entusiasmada Hermione al pelinegro—.

—La tienda de golosinas es fantástica. —informó Ron—. —Pero nada como la de bromas de Zonko. Aunque no pudimos ir a la casa de los gritos. ¿Sabes que és...?

—La más embrujada, si lo sé. —interrumpió Harry impacientado—.

—Ya te pareces a Theo Ronald. Me sé esa frase de memoria. Deberíais ir los dos a la casa de los gritos si os gusta tanto. —Jenna se sentó junto a Harry—.

—Hay... pero sabes? Después de un rato te comienzas a aburrir. ¿No es así Ron? —dijo Hermione, quien se había dado cuenta de la mirada de advertencia de la pelinegra—.

—Qué? —dijo confuso Ronald—. —No! ¿Aburrir? —dijo extrañado. Daphne, quien se había puesto a su lado, le pisó el pie, y los demás lo miraron reprovativos—. —Ahhh...! Si! Te... aburres. —mintió de manera muy evidente—. —Ah! Harry! Lo olvidaba! —dijo sacando una esfera de una cajita morada. Se la entregó—.

—És un chivatoscopio. —explicó—. —Si hay alguien de poca confianza cerca, comenzará a girar y encenderse. Creí que... te serviría. Ya que...

—Sirius Black trata de matarme. —terminó Harry—. —Me alegra que se divirtieran. —aclaró—. —enserio. Y... gracias por esto. — sin embargo, se veía poco convincente—. —¿Sabes? Me servirá.

—Jenna suspiró—. —Potter, Potter, Potter. —Dejó delicadamente, frente a él, con una sonrisa complacida, una bolsita azul con rayas rojas.

—También te hemos traído cosas de Hogsmeade.

—No era necesario. —murmuró. Jenna le detuvo y puso un dedo en alto—.

—Mira! —dijo sacando un bonito y pequeño trenecito que sacaba humo e iba solo. Lo dejó sobre la mesa—.

—Ahogó un grito, entusiasmada—. —A que es mono! —Harry frunció el cejo, le estaba hablando con voz aguda, como si se tratara de un niño de tres años o como si fuera una mascota. Los demás se aguantaron la risa—.