Agotante | Harry Potter x Stranger Things | Draco Malfoy y Tú [TERMINADA]

•Three•

SECRETOS DE LA ORDEN

Jenna estaba sola en el salón de la casa Black, con un vaso de agua en la mano. Miraba aburrida los estantes de libros, los sofás, los desgastados muebles, la lámpara de araña y todo lo que había en aquella siniestra mansión. Bebió un pequeño sorbo paseándose por la pequeña biblioteca de la estancia y miró las cortinas. No podía creer que por segunda vez en el verano estaba en arresto domiciliario. O así lo veía ella. Por que no podía escribir a nadie por estar en otro país, su madre le había retirado los espejos, según ella para "aislarse bien" por que en su opinión, las cosas mejoraban y se calmaban si te alejabas un tiempo, pero ella no parecía estar sanando mucho. No podía salir, o bueno, si podía, pero no conocía la zona y además no le apetecía para nada ir por un lugar que ni conocía, y la señora Weasley no dejaba salir a Ginny, la única persona que en todo caso, podría acompañarla. Jenna opinaba que sobre-protegían demasiado a la chica Weasley. Al fin y al cabo, solo era un año menor que ellos, y ya tenía catorce años. Se acercó al polvoriento piano, observando las teclas. Nunca había sido muy buena tocando, pero recordaba haber recibido algunas clases en la escuela cuando era más pequeña. Tocó superficial-mente las notas, acariciando-las de manera que nada sonó, y luego tocó lenta y vagamente las primeras teclas de "Running up that hill" recordando con mucho cariño a Max. La extrañaba un montón, y esa canción la había salvado y mantenido con vida en bastantes ocasiones, así que aunque sea escuchar dos segundos de ella, le traía muchísimas emociones de repente.

La puerta de la casa se escuchó, miró hacia el corredor. Escuchó susurros, ya habían traído a Potter. Caminó hacia el marco de la puerta, donde pudo ver los ojos esmeralda de Harry todavía caminando, los de la Orden se habían adelantado. Ojo loco siempre tan amable...

La Slytherin le miró con reproche, acercándose a la señora Weasley, que había salido tratando de no hacer más ruido. Ignoró al azabache cuando pasó frente a él y se adentró a la cocina, donde los recién llegados ya se estaban sentando. Dejó el vaso en el fregadero y volvió a salir junto a la señora Weasley.

—¡Oh, cielo! ¡Qué bueno verte! —susurraba ella apretando al Gryffindor en un abrazo. Sus miradas se encontraron unos segundos cuando él era abrazado. —¡Como has crecido! Y que paliducho!  Estás algo delgado, aunque me temo que tendrás que esperar un poco más para cenar.
Se giró hacia la pandilla de magos que estaban detrás de ellas y susurró urgentemente—Acaba de llegar.

Harry intentó asomarse un poco, sin resultados. Jenna se cruzó de brazos, algo incomoda.

—Jenn, cariño, acompaña a Harry, mañana terminas de contarnos a todos. —
Ella asintió con una corta sonrisa mientras la mujer se giraba hacia Harry—. —Ella te guía. Ron y Hermione están arriba. Ya sabes niña, bajad la voz en el vestíbulo.

Ella miró hacia al fondo con molestia, aquel cuadro tapado de la madre de Black era una verdadera molestia.

—¿Porqué...? —quiso preguntar Harry.

—No quiero que nada se despierte.

—¿A qué se...?

—Tengo que darme prisa, —susurró ansiosa.—se supone que tengo que estar en la reunión que acaba de comenzar. Jenn...

—Yo lo acompaño, no se preocupe. —tranquilizó la Slytherin, Molly sonrió como agradecimiento y se adentró de nuevo en la cocina, cerrando la puerta. Se quedaron solos, en un silencio bastante tortuoso. La castaña no tardó en hablar.

—Vamos.

lo guió a paso lento, tratando de no hacer ni un mínimo de ruido hacia unas largas cortinas carcomidas por el moho, detrás de las cuales estaba la irritante madre de Sirius, Walburga, tapada con el lienzo. Después de ladear un enorme paraguas que estaba de pie en el suelo y que parecía que hubiera sido hecho para la pierna cortada de un troll, empezaron a subir la oscura escalera, y pasaron por delante de una hilera de cabezas encogidas, que estaban enmarcadas en placas en la pared.