Agotante | Harry Potter x Stranger Things | Draco Malfoy y Tú [TERMINADA]

🧇•Eleven• 🧇

•THE GLOBET OF FIRE•
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—¡Harrington!

Jenna se giró. Al otro lado del pasillo, tras ella, estaba Malfoy. Rodó los ojos. No le apetecía que le insultaran a esas horas de la mañana. Suficiente tenía ya con los de su casa acodándola y mirándola con asco por ser "sangre sucia". Jamás le había dado mucho crédito a las palabras, pero sencillamente quería tener una mañana bien empezada. Y con Malfoy, eso se veía imposible.

Un par de pequeños grupos pasaron hablando emocionados, supuso, del torneo.

—Malfoy... —dijo a modo de saludo mostrando una sonrisa de labios evidentemente forzada para volver a girarse y caminar. No hubo más respuesta, así que sonrió victoriosa mientras pasaba por al lado de la gente. Ese año, era su año. No parecía venir ningún problema aparente después de lo de los mundiales (sin contar lo que pasó en una de las clases de DCAO, a lo que no le daría más importancia de la que se merece), y se estaba permitiendo a sí misma ir por ahí con mejor humor. O por lo menos lo intentaba. Al menos así era...

Se sobresaltó al notar una mano tirando fuertemente de su cintura. Podía ser Theo, pero él no hacía eso, no lo haría así. Tal vez era nuevo...

No tardó en darse cuenta de que estaba a pocos centímetros del rubio.

—¡¿Pero qué haces?! —gritó alejándose molesta y acomodándose la falda. Malfoy alzó las cejas y rió divertido. La chica miró alrededor. Por suerte no había nadie más que ellos. Se alejó un paso más, enfadada.

—¿Que haces tú tan temprano por aquí? —preguntó con las manos en los bolsillos, mirándola de arriba a abajo y luego soltando una risita. Jenna entrecerró los ojos y bufó con ganas volviendo a andar.

—Y a ti que te importa. —dijo con más odio que pudo, aunque nerviosa. Odiaba a Malfoy, y odiaba ese maldito gesto que hacía y había utilizado más de una vez con ella. Ya decía ella que tenía mucha suerte si pensaba salirse con la suya escabulléndose del platinado.

Pero aún y siendo medianamente borde, (ambos sabían que podía serlo más), él no desistió, estresándola e intimidándola a partes iguales. Pero no dejaría que se notara lo segundo.

—Solo dime qué quieres. ¿Que te haga los deberes? ¿Te ayudo a estudiar? —dijo sarcástica a lo último—.

—No sabes con quien estás hablando. —dijo de la manera más arrogante y repugnante posible. Jenna ladeó la cabeza, pareciendo estar pensativa.

—¿Tan fácil es dañarte tu gran ego? —preguntó burlona, plantando cara, pero pareció que al chico no le gustó nada. Aunque por dentro lo amara. Muy por dentro. ¿Quien se creía ella que era para decirle eso? La agarró fuertemente del brazo y la arrastró hasta otro lugar.

—¡¿Qué haces?! —preguntó alarmada—. —¡¿Eres tongo o que te pasa?!

—Aún te debo aquel gancho que me diste a finales de año.