Agotante | Harry Potter x Stranger Things | Draco Malfoy y Tú [TERMINADA]

•Twenty-seven•

• LA BATALLA DEL MINISTERIO•

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Jenna comenzó a respirar entrecortadamente.
La varita en su mano tembló, o era ella, o ambas. Miró a su alrededor. Los rodearon unas siluetas negras salidas de la nada, que les cerraron el paso a derecha e izquierda; varios pares de ojos brillaban detrás de las rendijas de unas máscaras, y una docena de varitas encendidas les apuntaban directamente al corazón; Daphne soltó un grito de horror. Theo, Daphne y ella se agarraron las manos, arrinconados.

—Dame eso, Potter —repitió la voz de Lucius Malfoy, que había estirado un brazo con la palma de la mano hacia arriba. Estaban atrapados, y los doblaban en número—Dame eso —dijo Malfoy una vez mas.

—¿Dónde está Sirius? —preguntó Harry.
Varios mortifagos rieron; una aspera voz de mujer surgió de entre las oscuras figuras, hacia la izquierda de Harry, y sentenció con tono triunfante:

—¡El Señor Tenebroso nunca se equivoca!

—No, nunca —apostilló Malfoy con voz queda—Y ahora, entrégame la profecía, Potter.

—¡Quiero saber dónde está Sirius!

—«Quiero saber dónde está Sirius!» -se burló la mujer que estaba a su izquierda.—El bebé se ha despertado asustado y ha confundido el sueño con la realidad —dijo la muier imitando la voz de un niño pequeño.

Harry sintió a Ron moverse a su lado.

—Ron.. aún no...—musitó.—Todavía no Ron..

—¡Lo habéis escuchado?! ¡Les da órdenes a los niños como si pensaran atacarnos!

—¡Ah, tú no conoces a Potter tan bien como yo, Bellatrix!—exclamó Malfoy quedamente—Tiene complejo de héroe; el Señor Tenebroso ya lo sabe. Y ahora dame la profecía, Potter.

—Sé que Sirius está aquí —insistió Harry pese a que el pánico le oprimía el pecho y le costaba respirar—¡Sé que lo han cogido!

Unos cuantos mortífagos volvieron a reír, aunque la mujer fue la que rió más fuerte.
—Ya va siendo hora de que aprendas a distinguir la vida de los sueños, Potter —dijo
Malfoy—Dame la profecía inmediatamente, o empezaremos a usar las varitas.

—Adelante—lo retó Harry, y levantó su varita mágica hasta la altura del pecho. Los chicos levantaron la suya automáticamente.

—Entrégame la profecía y nadie sufrirá ningún daño —aseguró Malfoy fríamente. Ahora le tocaba reír a Harry.

—¡Sí, claro! —exclamó—Yo le doy esta... profecía,
¿no? Y vosotros nos dejáis irnos a casa, ¿verdad?
Tan pronto como Harry terminó la frase, la mortífaga chilló: