•Ten•

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• DUMSTRANG AND BAUXBATONS•
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El grupo caminaba tratando de no chocar con otros alumnos. El alboroto era inevitable y habían nerviosos alumnos de aquí para allá. Algo demasiado estresante. Encima, para colmo, el profesor Snape había envenenado al trío de plata en la clase anterior. No fue una sensación muy agradable que se diga. Por lo menos ya se lo quitaban de encima.

—Weasley, póngase bien el sombrero —le ordenó la profesora McGonagall a Ron—. —Parvati, quítese esa cosa ridícula del pelo.

Patil, horrorizada, rápidamente llevó sus manos a su pelo, donde se quitó la diadema que portaba.

—Oh, por favor Greengass, ¡compórtese y deje de dar saltos! —dijo ofuscada al ver los nervios y entusiasmo desmesurados de la rubia cuando pasaba agarrada del brazo a paso rápido junto a su amiga, dirigiéndose a Snape. Luego, miró a la pelinegra con el ceño fruncido. Polos opuestos—. —Harrington, hágame el favor de sonreír aunque sea una vez en la vida. ¡Creevey, deje de hacer fotos! Y usted, Lavander...

Estaban reunidos en el vestíbulo tal y como había dicho el tablero de anuncios. Las dos escuelas invitadas llegarían en cuestión de minutos. Y la intriga, mataba a la mayoría de alumnos.

—Por aquí. Y ni se os ocurra empujar. —advirtió Snape con tono pausado con aparentes ganas de tirarse por un puente —.

Bajaron en fila por la escalinata de la entrada y se alinearon delante del castillo. Era una noche fría y clara. Oscurecía, y una luna pálida brillaba ya sobre el bosque prohibido. La brisa fresca golpeaba cada parte de sus cuerpos de manera agridulce.

—Ya casi son las seis —observó Theo consultando la hora de su reloj—.

—Ajá...

—¿Como creéis que llegarán? —curioseó Daphne apretando el agarre a su mejor amiga, sin poder ocultar las ansias que sentía. Y Jenna no se lo reprochó—.

—Tal vez en carruaje o barco. Sería lo más lógico. —propuso—.

—¿No sería más rápido un traslador? —preguntó Daphne llevándose una mala mirada. En Hogwarts no se podía aparecer y desaparecer. Si leyera...

Escudriñaron nerviosos los terrenos del colegio, que se oscurecían cada vez más. No se movía nada por allí. Todo estaba en calma, silencioso y exactamente igual que siempre. Únicamente se escuchaban las respiraciones propias y se veían señales de bao. El frío comenzaba a afectar en la piel.

Y entonces, desde la última fila, en la que estaban todos los profesores, Dumbledore gritó:

—¡Ajá! iSi no me equivoco, se acercan los representantes de Beauxbatons!

—¿Por dónde? -preguntaron muchos con impaciencia, mirando en diferentes direcciones.

—Por allí! —gritó uno de sexto, señalando hacia el bosque. Una cosa larga, mucho más larga que una escoba (y, de hecho, que cien escobas), se acercaba al castillo por el cielo azul oscuro, haciéndose cada vez más grande.

—¡Es un dragón! —gritó uno de los de primero, perdiendo los estribos por completo—.

—No seas idiota... ¡es una casa volante! —le dijo
Dennis Creevey. Daphne y Jenna se pusieron de puntitas para intentar ver mejor.

Cuando la gigantesca forma negra pasó por encima de las copas de los árboles del bosque prohibido casi rozándolas, y la luz que provenía del castillo la iluminó, vieron que se trataba de un carruaje colosal, de color azul pálido y del tamaño de una casa grande, que volaba hacia ellos tirado por una docena de caballos alados de color tostado pero con la crin y la cola blancas, cada uno del tamaño de un elefante.

Agotante | Harry Potter x Stranger Things | Draco Malfoy y Tú [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora