Capitulo 5

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Eleana

Al cabo de unos minutos la plaza estaba completamente vacía así que Tom y yo salimos y comencé a ver las distintas tiendas de ropa, hasta que una en especial me llamo la atención.

Al entrar estaba una chica en el mostrador la cual supuse era la empleada del lugar, al entrar empecé a ver la distinta ropa y hasta que encontré un vestido verde azulado precioso, con un escote divino.

—¿Te gusta ese?— Dijo Tom echándole un ojo al vestido— pruébatelo, quiero verte con el puesto.

—No, no creo que me quede bien— dije soltando ligeramente la tela.

—no fue una pregunta, entra a los vestidores y póntelo para mi— demando Tom.

Tome el vestido dispuesta a entrar a los vestidores, no me gusta que me manden pero haría una pequeña excepción por esta ocasión.

Al entrar cerré la puerta que esta tenía, el espacio era pequeño pero lo suficiente para permitir cambiarme, había una grande espejo frente a mi en el cual pude observar mis mejillas teñidas ligeramente de rosado.

Comencé a quitarme el top blanco que llevaba, quedando únicamente en sostén, no tuve que quitarme nada mas ya que llevaba un short y me sentiría un poco rara quitándome todo, al intentar meter la cabeza junto con mis brazos en el vestido, mis brazos quedaron atascados ya que el vestido era muy ajustado y no me permitía mover tan libremente, literalmente no me podía mover sin dañar el vestido.

—Ehh, ¿Tom, aun estás ahí?— dije muy apenada.

—Claro guapa, ¿qué pasa?— pude oír su voz por detrás de la puerta que nos separaba.

—Necesito que le hables a la empleada, me quede atorada— comenzaba a desesperarme, era tan asfixiante estar así.

Rápidamente pude oír como la puerta comenzaba a abrirse, seguro la empleada tenía llave, pude escuchar como entro al pequeño cubículo, pero no la podía ver ya que el vestido no me lo permitía.

—Lo siento tanto, es que me quede atorada y no quiero dañar el vestido— dije claramente desesperada.

Enseguida pude sentir unas manos tocar mi cintura, no era la empleada, era Tom.

—¿Tom?— dije nerviosa, aun estaba en sostén y claramente el lo vería.

—¿Quieres que te ayude...?— dijo Tom aun tomándome la cintura.

—Si y rápido, creo que me voy a desmayar— mi respiración comenzaba a acelerarse, no se si debido a mi desesperación o si era por el.

—que tonta— río — no bajaste el cierre que tenía — pude sentir como el vestido se aflojaba y con este, mis brazos y mi cabeza podían ingresar con normalidad al vestido.

Y lo vi, situado justo detrás de mi, comiéndome con la mirada y sin vergüenza alguna.

—Okey ya te puedes ir— voltee rápido hacia donde este estaba, mirándome a los ojos, el aun claramente embobado en mi.

—¿no merezco un pequeño premio?— dijo acercándose a mi con delicadeza, sus ojos se veían hambrientos de mi, mi respiración aun acelerada, el acercándose aun mas— puedes recompensarme con un pequeño beso...

Su mirada se detuvo en la mía, ambos con las mismas ansias, la misma hambre, pero aun estábamos en la tienda de ropa, con la posible empleada esperando nuestra salida.

—¿Debería recompensarte con un beso?— el asintió de manera casi inmediata, pero no le daría lo que quería, no hoy, tome su rostro y coloqué un pequeño beso en su mejilla, rápidamente lo empuje del vestidor y cerré la puerta. Estaba un poco agitada por lo sucedido, este chico era un calenturiento de primera.

Junto a ti | Tom kaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora