Cinco

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-¡Zoro!... ¡Zoro!

-¿hmm? -dio la media vuelta, esa voz le reconoceria donde sea.

Abrió ambos brazos recibiendo el delgado cuerpo de la que alguna vez fue su gran amor.

-¿como estas amor? -pronunció ella con suave voz mientras rodea su cuello y recorre su corto cabello con ambas manos acariciando el de él con intensidad.

-nunca estuve mejor en toda mi vida -le sonrió imitando su acción y acariciando con suavidad su cabello.

-eso me alegra muchísimo...

Cerro los ojos por un largo rato, sintió la voz de Kuina tan lejana susurrar algo a su oído, algo como

"cuida de él... Zoro"

Luego todo se volvió oscuro, Zoro entendía que estaba durmiendo, guardo la calma hasta que poco a poco sintió que podía abrir los ojos, se sentía extraño, relajado y sobre todo tranquilo, como hace años no se sentía.

Todas las mañana desde que perdió a Kuina eran así, solitarias y tristes, el lado junto a su cama siempre está vacío pero hoy no le molesta para nada, como si en realidad eso fuera algo ¿positivo? No lo sabe.

Su mañana fue bastante introspectiva, como si no pudiera salir de esa meditación, pensó toda la mañana en ella, en lo mucho que la ama y lo seguro que esta de no dejar de hacerlo nunca. Hasta este momento Zoro en realidad no se lo había preguntado.

-hmm... ¿Será correcto dejarla ir?- de inmediato negó con su cabeza- eso no puede pasar...

-

-tendrás que ir personalmente -Recalcó Nico Robin la hermana mayor de Zoro con seriedad en su voz, este centro comercial forma parte de la zona qué está bajo tu cargo Zoro.

-tienes razón -aceptó de inmediato -

-es preocupante, ya es el tercer centro comercial qué ha sido atacado en tan solo dos meses -aclaró - no podemos dejar que esto siga sucediendo, nosotros somos los encargados de la seguridad en todos esos lugares.

Zoro asintió -le pediré a Usopp qué me lleve cuando tenga un tiempo libre.

Se levantó de su lugar con calma, Robin lo siguió y juntos salieron de la oficina de ella, caminando afuera cogio su brazo con suavidad y le sonrió.

-escuche rumores querido hermanito -su sonrisa se ensancho, entrecerro su mirada y pudo observar claramente como el peliverde desvía la propia - dicen que tiene el cabello rubio -comento con gracia.

-y los ojos mas bonitos que vi -agregó

-me alegra tanto escuchar eso y bien ¿Cómo se llama? ¿Ya lo sabe? -sonrio ampliamente - ¡al fin voy a ser tía! -se apresuró a agregar.

-hey, hey, hey, espera un momento... -a Zoro le causó gracia lo último ya que personalmente el siempre quiso tener su propia familia - él no lo sabe y yo en realidad no se nada sobre él.

Caminaron por la sala principal hasta quedar en medio de ella, Robin se puso frente a él y cogio sus hombros, ella es un poco más alta que el peliverde y sus manos finalmente terminaron revolviendo su cabello como siempre hacia desde que eran niños.

-solo enviale flores -agregó ella mientras forcejea contra el menor para que deje de tocar su cabello.

-de acuerdo, esta bien le enviare flores pero, ya basta porfavor - tomo sus manos con suavidad.

Mi Gran AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora