Catorce

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Al fin, el trato fue protección para él y su familia a cambio de todo lo que sabe, Law es quien lo vigila mientras es atendido por uno de los médicos de la familia, al parecer lo único más grave era la fea sutura de su dedo, el pelinegro envío aquella misma tarde a un par de hombres para recoger a la esposa del tipo y trasladarlos a una pequeña casa en la parte de atrás de la gran casona de Mihawk donde vive junto a Law y algunos sirvientes. La mujer entro dando largas zancadas y un par de maletas en mano.

-¡Drake! - le grito molesta, se acercó a él y luego de abofetear su rostro, lo abrazo y se echo a llorar - ¡en que lío estas metido!.... Tenía tanto miedo...

-aah... Lo siento Bonney - correspondió su abrazo e inundó su nariz en el cuello de aquella mujer - no pude volver en un tiempo... ¿Cómo estás?

-yo estoy bien pero... ¿Que te paso? - se separó finalmente de él y cogio sus mejillas con ambas manos mirando lo mallugado de su rostro, Drake tomo sus manos con suavidad - tu mano... - de inmediato volvió a llorar.

-aaaah - suspiró largamente - no es nada, no te preocupes...

-¿que esta pasando?...-pregunto con angustia.

-estaremos bien solo viviremos aquí un tiempo y estas personas van a ayudarnos...

Ella asintió un poco, Law chasqueo la lengua aburrido de tanto cariño y amor incondicional, fastidiado de ese sentimiento abandono la habitación y le dio ordenes a dos de sus hombres par que los vigilarán las veinticuatro horas. Deambulo por los pasillos largo rato hasta que llego a su oficina entro y cerró la puerta, allí todo seguía oliendo a la esencia de Rosinante, todas las imágenes de aquellos tres días fueron pasando rápidamente unas tras otras por su mente, lleva días que no sabe de él, fue un par de veces a la licorería pero estaba cerrada, pregunto en los alrededores pero al parecer nadie sabe nada. Suspiró profundamente.

-¿porque tengo que sentirme así? - murmuró frustrado.

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-aah... ¿Sanji? - Zoro golpeó con suavidad a la habitación del rubio, desde que su abuelo se fue no ha salido de allí y eso le preocupa pues lleva un rato sintiendo como el aroma de Sanji de alborota en ovaciones.

Entró y lo encontró sobre la cama recostado, sollozaba bajito y limpiaba su rostro de manera sucia, Zoro no pudo evitar sentir un poco de melancolía, se aproximó con rapidez y se sentó junto a él, esparció sus feromonas por toda la habitación proyectando estas en paz y tranquilidad. Sanji suspiró profundamente y dio media vuelta para ver al peliverde.

-¿que tienes? - preguntó con ternura mientras acariciaba sus cabellos.

-... A... No es nada - susurró.

Zoro lo vio cerrar sus ojos, si no quería hablar no lo presionara, la verdad es que no puede evitar observar sus labios y sentir que quiere besarlo, se aguantó con todas sus fuerzas, la verdad es que no puede olvidar aquella noche que pasaron juntos, sabe que quizás Sanji no lo recuerde muy bien debido a su ciclo de calor pero él si que recuerda cada detalle, lo suave de su piel, lo húmedo de su boca, sus gemidos y como se aferro a él con fuerza. Un placentero cosquilleo recorrió su espalda.

Se aproximó aun más, su aroma había cambiado y Sanji lo notó, se le torno tan delicioso y apetitoso, como si oliera a té y especias... Una mezcla agradable de hojas secas que logro tranquilizar cada uno de sus nervios, Sanji se aproximó un poco más y decidió seriamente sentarse frente a Zoro.

Mi Gran AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora