Trentaicuatro

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Algún tiempo después

-¿que es eso tan importante que Katakuri tiene que decir? - Preguntó Sanji desde el baño en voz alta mientras peinaba con suavidad el suave cabello de Sora, ella se dejaba mientras jugueteaba con un poco de agua qué el rubio dejaba para ella allí en un recipiente porque de otra forma era imposible, Zoro se encontraba secando su cabello pues acababan de tomar un baño los tres.

-No lo sé, dijo que era importante que fueras...

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Si bien las cosas habían resultado extrañas con Katakuri, ellos no se volvieron a ver desde entonces y ahora le resultaba muy extraño el porque quería verlo de pronto.

Zoro fue quien manejo hasta aquel restaurante, se detuvo en el estacionamiento y bajaron junto a Sora, el corto tramo hasta llegar a la entrada fue agradable pero al momento en el cual cruzaron la puerta el mundo de Sanji se detuvo por un largo momento, el definitivamente nunca olvidaría ese agradable aroma.

Dio media vuelta y miro a Zoro con los ojos llenos de lágrimas y esa expresión lastimera, el rubio se aferro con fuerza a su camisa y la apretó entre sus dedos.

-es mi mamá Zoro.

No se atrevío a mirar por miedo a que fuera una especie de ilusión con la cual había soñado varias veces antes, no supo si ella lo vio porque de verdad que le dio pánico mirar, pero esa suave mano que se posó con delicadeza sobre su hombro fue suficiente para que dejara salir un río de lágrimas.

-¿si es de verdad? - preguntó a Zoro y este solo asintió con la cabeza.

-Sanji...

Ambos lloraban a mares, el rubio se dio media vuelta y ella lo esperaba con los brazos abiertos, sin dudarlo otra vez se aferro a ella con fuerza dejando salir un largo gemido y muchas más lágrimas.

Duraron un largo rato abrazados, ella acariciaba sin cansancio su rubia cabellera y el solo la abrazaba como un niño chiquito, no podía detenerse era lo mejor que le había pasado en la vida, bueno una de la mejores cosas, era muy pequeño cuando fue deparado de ella pero jamás olvidaría lo cálido qué era estar entre sus brazos.

Al fonde pudo ver a Katakuri quien con un gesto de cabeza lo saludo desde la distancia, junto a él había un chico pelirrojo a quien Zoro identifico rápidamente como el omega de Katakuri y este traía entre sus brazos un pequeño bulto, el pelirrojo no alzaba la mirada y a Zoro le pareció muy familiar, sobre todo por su olor qué era parecido al de Sanji.

-que guapo estas hijo mio -comentó ella mientras cogia las mejillas coloradas de Sanji entre sus manos para secar sus lágrimas - ha pasado mucho tiempo...

-mamá - sollozo - ¿como es posible que estés aquí? - preguntó confundido.

-oh... Tu hermano me trajo hasta aquí - sonrio con suavidad y limpio su propio rostro.

-¿mi hermano? - Sanji abrió un poco los ojos impresionado, ella asintió.

-Ichiji... El ha estado visitandome durante largo tiempo y dijo que sería bueno que nos viéramos...

-¿Ichiji? - Sanji desvío su mirada al fondo y si, allí estaba su pelirrojo hermano con la mirada pegada al suelo a leguas se le veía avergonzado.

Mi Gran AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora