Treinta

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-ah... Ah... Ah... - jadeaba entre dientes con seriedad sin quitar la vista de ese par de enormes pechos que rebotaban cada vez que el cuerpo de la chica se movía sobre el suyo.

-eres... Muy bueno - murmuró la muchacha con un ladina sonrisa muy provocadora - ¿harías algo más por mi? - murmuró en un profundo ronroneo.

-¿que... Más? - preguntó en un gruñido mientras apretaba con fuerza las delgadas caderas de ella al sentir que en cualquier momento podría venirse.

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-¿otra vez esta libre? - Mihawk quien hasta ese momento de encontraba sentado en su cómodo asiento se levantó de golpe, la sangre hervía dentro de su cuerpo y frunció el ceño realmente molesto.

A su alrededor había un par de sirvientes quienes no lograron aguantar la presión del aroma que él amo y señor de la casa estaba dejando salir debido a su ira.

-fue uno de los tres altos rangos de la Marina - declaró Garp molesto - esto no es algo que deberia suceder, no sé que lo ha llevado a esto pero voy a investigarlo personalmente.

-mi hijo corre peligro de morir, no se donde está Sanji y mi nieto - gruñó furioso - ¿entiendes la gravedad del asunto? ¡¿Cómo es posible que ella esté libre otra vez?! - alzó la voz lleno de rabia.

-lo sé ... Yo tampoco encuentro una razón lógica... Pero estoy de tu lado- aclaró - voy a investigar por todos los medios y llamaré a Sengoku...

-bien, porque de lo contrario será mejor que se olviden de nuestra colaboración con ustedes - gruñó.

Garp se sobresalto, si bien la marina recibía una jugosa cantidad de dinero de algunas organizaciones, el grupo Kurainaga es quien entrega una gran parte y al estar asociadas Mihawk suele enviar hombres cuando la policía no puede cumplir bien con algún trabajo importante, ya saben como apoyo, por lo tanto era una perdida importante.

Garp suspiró largamente - esto me tiene preocupado al igual que a ti...

-¡espero que tengas una maldita solución! - alzó la voz frustrado y corto la llamada.

Volvió a su asiento soltando un profundo suspiró como si se estuviera desinflando y cubrió su rostro con ambas manos frotandolo un poco para tranquilizar sus hormonas.

-¿Mihawk? - Shanks irrumpió en aquella oficina, lleva algunos dias sin ver al mayor y hoy había decidido llegar de sorpresa, en realidad lo extrañaba demasiado.

Mihawk de inmediato alzó la mirada, sus ojos estaban enrojecidos de la ira y luchaba internamente por no dejar salir a todos sus demonios, el pelirrojo le sonrió amablemente y comenzó a invadir toda la habitación con su aroma logrando que él mayor finalmente abriera sus brazos para recibirlo, Shanks no lo pensó demasiado, ensancho su sonrisa y se apresuró a tomar asiento sobre las piernas del mayor.

-gracias por venir - murmuró en cuanto lo tuvo entre sus brazos y se apego a él por completo.

-todo va a estar bien - comentó ariciando con suavidad su cabello y besando su mejilla.

Mihawk suspiró nuevamente más relajado, su preocupación no se esfumaba para nada, pero al menos se hacía más soportable.

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Mi Gran AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora