Quince

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A la mañana siguiente abrió los ojos, se encontraba mirando el techo, el lado junto a él está frío, lo que indica que partió hace un rato, Law solo cubrió sus ojos con el antebrazo y como hizo el día anterior, solo se permitió llorar en silencio, un inexplicable vacío invaden su pecho y no encuentra el consuelo suficiente para detenerse.

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Rosinante cerro los ojos, su intención nunca fue quédese allí, en cuanto sintió la calmada respiración de Law y su pecho subir y bajar con calma decidió que era un buen momento para levantarse, se sento a su lado y acarició con suavidad un par de mechones.

-cuanto lo siento mi pequeño Trafy...

Se levantó y rápidamente se calzó los zapatos, seguía vestido ya que solo se quedaron sumergidos en un profundo brazo allí sobre la cama, sin segunda intenciones ni sexo de por medio, suspiró largamente cuando dio los primeros pasos para aproximarse a la salida, dio media vuelta y mordió su labio inferior con fuerza cuando vio a Law dormir relajado sobre la cama, dio media vuelta y salió rápidamente, necesita salir lo más rápido posible de ese lugar, su corazón se estruja con violencia de solo pensarlo, en no verlo nunca más, es desesperante y le falta el aire.

Corrió para atravesar el amplio jardín y finalmente se perdió detrás de la puerta principal, iba a echar a correr cuando vio cerca un auto estacionado, lo reconoció de inmediato y corrió hasta quedar parado frente a la ventana del piloto, allí golpeó un par de veces hasta que el vidrio bajo.

-con una mierda Rosinante, sube al maldito auto ¿que crees que va a pasar si Vergo descubre que volviste aquí?

-pff... No seas tan tragico hermanito - le sonrió de forma ligera y amable, queriendo ocultar a la perfección cada una de las cosas que sentía, como siempre - el no se va a enterar a menos de que tu le cuentes...

Doflamingo desvío la vista - sabes que de todas formas va a enterarse... Si es que ya no lo sabe, sube te llevaré de regreso

Rosinante de inmediato negó - lo siento hermanito, esta vez no voy a volver - mantenía aquel tranquilo semblante.

Doflamingo en realidad no era capaz de observar lo maltratado que estaba su pequeño hermano, ninguno de los dos era capaz de contradecir a Vergo quien en su momento se mostró amable y buena gente, los ayudo cuando no eran nadie y dado los acontecimientos se obseciono con el menor Rosinante, se obseciono tanto que le hizo creer que lo amaba cuando en realidad no era cierto.

-ya he perdido mucho y... No quiero volver... - Rosinante mantenía su sonrisa mientras Doflamingo veía al frente con el ceño fruncido.

-si no vuelves... ¿Que crees que va a pasar?... Se va a volver loco...

-oh, no... A estas alturas no puede pasar demasiado... Tu ya no trabajas para él y yo solo soy un juguete más - se apresuró y dejo un beso en la mejilla de su hermano metiendo la mitad de su cuerpo por aquella ventana lo abrazo con fuerza, dio un paso atrás y alzó su mano en señal de saludo, mantuvo aquella sonrisa todo el tiempo.

-Adiós Doffy... Si te pregunta por mi, dile que no me has visto... Te quiero hermano

No espero a ninguna respuesta, Doflamingo tampoco protesto, no lo siguió ni intento detenerlo, el también cree que lo mejor es que desaparezca, al contrario, subió el vidrio y simplemente se fue.

Mi Gran AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora