Laia
Mi corazón late con fuerza mientras me miro en el espejo, tratando de que mi cabello rebelde se mantenga en su lugar. No puedo creer que hoy voy a casarme. Pero a medida que los nervios se apoderan de mí, una pequeña duda se filtra en mi mente. ¿Realmente estoy lista para casarme con alguien que apenas conozco?
Conocí a mi futuro esposo, Benjamín, hace solo unos pocos meses. Por casualidad nos encontramos en un club al que nunca antes había ido. Una de mis mejores amigas estaba cumpliendo años y decidió que quería ir a ese club, dos horas después él pasó cerca de nuestra mesa, yo lo vi, pero él a mí no. Su mesa no estaba muy lejos de la nuestra y desde allí podía ver lo encantador y guapo que era, tenía una sonrisa que me hacía erizar la piel, y una mirada irresistible y penetrante.
Cuando me miró por primera vez desde su asiento sentí que sería mi fin sino seguía mirándome así. Luego se levantó de su asiento y esquivando a algunas personas se acercó a mí. El corazón me latía con fuerza y ni siquiera sabía por qué, estas cosas no suelen ponerme nerviosa.
-¿Vas a seguir mirándome toda la noche sin hacer nada? - dijo en cuanto llegó a mi mesa. Su voz es áspera y seductora, haciendo que muchas fantasías aparezcan en mi mente.
Trago saliva antes de poder responderle.
-No te estaba mirando - respondí segura.
-Estoy seguro de que si, lo llevas haciendo toda la noche - habló con una sonrisa.
Las mejillas se me calientan mientras su sonrisa toma un tono oscuro.
-¿Y si así fuera? - digo coqueta - ¿Qué harás?
Su sonrisa se ensancha, y me gusta lo que pueda estar pensando.
-Eso dependerá... de cómo te gusta - escucho a mis amigas nombrar a Dios, y en ese momento me doy cuenta de que ellas seguían en la mesa.
Benjamín no se molestó en mirarlas, en cambio, sus ojos seguían puestos en mí.
-¿Vienes? - me pregunta.
-¿Y qué es lo que haremos? - hablo ignorando que mis amigas siguen escuchando toda la conversación.
-Yo tengo claro lo que quiero hacerte, pero me gustaría saber qué es lo que tú quieres hacer.
Dios, este chico no se anda con rodeos, y eso me está quemando por dentro.
-¿Y qué es lo que quieres hacerme? - pregunto, pero ya estoy fantaseando con su respuesta.
-Primero; sacarte de este lugar, y segundo; hacerte algo que va a gustarte - su sonrisa junto con su mirada me hace imposible pensar con claridad.
-¿Como sabes que va a gustarme? - me muerdo el labio inferior por la parte interna y espero su respuesta.
-Porque soy bueno en lo que hago, y puedo asegurarte de que te va a gustar - asegura - no pienso atarte... a menos que lo quieras.
Las únicas neuronas que aún no se me habían vuelto locas ahora ya lo estaban, y estaban gritando como dementes.
-¿Lo que dices es que, solo quieres divertirte sin ninguna atadura?
-Lo que digo, es que podemos tener las cosas simples y placenteras - su mirada se intensifica - no me gustaría quitarte tu libertad.
No soy alguien que tiene rollos de una sola noche, pero me está convenciendo, ¿Cómo alguien puede tener ese poder de convencimiento?
Es claro que él si es de los que busca un rollo de una noche, y es su libertad la que no quiere perder, pero la tentación se está apoderando de mí.
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ÁMAME (Lazos de Placer #2)
Romance¿Qué sucede cuando un hombre que nunca ha querido casarse se ve obligado a contraer matrimonio con una mujer que apenas conoce? Benjamín Astor se ve empujado a casarse con su cita de una semana para complacer a su madre, después de que su hermana m...