Capítulo 18 - Fue mejor no decir nada

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Laia

En el complejo tejido de las relaciones humanas, a menudo nos encontramos en situaciones en las que nuestras palabras y emociones pueden ser como chispas en un barril de pólvora.

En tales momentos, la sabiduría de callar y guardar nuestros pensamientos y sentimientos puede ser un recurso invaluable.

Esta elección consciente de retener lo que está en nuestras mentes y corazones se basa en el reconocimiento de que el cambio no siempre es beneficioso, y a veces puede resultar en distanciamiento en lugar de acercamiento.

La comunicación es la columna vertebral de cualquier relación saludable. Sin embargo, no todas las palabras y emociones son apropiadas en todo momento. En ocasiones, nuestros pensamientos pueden ser impulsados por los sentimientos que experimentamos en el momento, lo que nos puede llevar a decir cosas sin pensar en lo que pasará después de decirlas.

Hoy se cumple un mes desde que decidí contarle sobre mi pasado a Benjamín, desde entonces todo cambió, el Benjamín cariñoso, compasivo y atento que estaba conociendo desapareció y volvió a ser el mismo de siempre, con el que me casé.

Ya no duerme en esta casa y mucho menos comemos juntos, apenas si me mira cuando nos vemos y desde entonces no ha vuelto a tocarme.

Pero el cambio de actitud que ha tenido Benjamín no es por lo que le conté, si no por lo que dije después.

Cuando le hablé sobre mi pasado no esperaba la reacción que tuvo, esperaba que se volviera frio y cortante conmigo, no creí que quisiera seguir casado con alguien que prácticamente vendía su cuerpo, aunque no fuera mi decisión ni estuviera consciente en el acto. Pero para mi sorpresa resultó que eso no le importaba y esa noche por primera vez me hizo el amor, fue tan delicado y cariñoso que se sintió especial, se sintió como si alguien que te ama estuviera convirtiendo tu cuerpo en un templo sagrado. Creo que eso fue lo que me hizo decir lo que dije.

Cuando le dije que creía que estaba empezando a amarlo fingió no escucharme porque nunca obtuve una respuesta de su parte.

Al día siguiente cuando me desperté él ya no estaba, le envié mensajes, pero dijo que no volvería a casa ese día, y no volvió sino cuatro días después.

Su comportamiento me dejó claro que había cometido un error al decirle aquello, y ahora estoy pagando las consecuencias.

Una de sus reglas era que no debía enamorarme de él ni expresar mis sentimientos porque eso tendría un castigo. Muchas personas pueden creer que lo contrario de amar a alguien seria odiarlo, pero no lo es, lo contrario del amor es la indiferencia, y eso duele más que el odio.

Su indiferencia es mi castigo.

Lo único bueno que ha sucedido este mes, es que me ha devuelto la mitad del control de Blissful Bites. Le estamos surtiendo a la mitad de los clientes que teníamos. Estaba esperando que retomáramos el contrato con uno o dos clientes, pero me llevé la sorpresa cuando dijo que la producción volvería a estar en marcha, pero solo para la mitad de nuestros clientes. Hemos recibido muchos pedidos por internet, pero la producción que tenemos en este momento no es suficiente para dar abasto, así que hoy intentaré a hablar con él para ver si podemos aumentar la producción. Tal vez pueda conseguirlo.

Hoy tenemos una cena con algunos de sus socios. Quedo de recogerme a las 7:30 y llevo desde las 5:00 de la tarde arreglándome, llevo puesto todo lo que sé que le gusta a Benjamín, si hoy no consigo una mínima reacción de su parte entonces abre perdido este juego.

Reúno toda mi confianza y salgo de la casa, hace un momento Carol me informó que ya habían llegado por mí. Al salir me encuentro con Leonard que abre la puerta del asiento trasero para que entre, tomo aire, levanto mis pechos y camino hasta el auto, al entrar mi cabeza queda en un mar de confusiones.

ÁMAME  (Lazos de Placer #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora