Laia
En el silencio de la noche, mientras Benjamín duerme a mi lado, reflexiono sobre la travesía que ha sido mi vida. Cierro los ojos y rememoro el día en que todo comenzó, cuando un chico cualquiera entró en mi vida de la manera más inesperada.
Fue en un bar, un día cualquiera. Los destinos de Benjamín y yo se entrelazaron, y nunca habría creído que aquel chico se convertiría en mi esposo, en el compañero de vida que siempre soñé. Al principio, todo fue complicado. Su comportamiento, su actitud, su forma de ser conmigo me hicieron dudar. Hubo momentos en los que me decepcionó, en los que pensé que tal vez no era la elección correcta.
Sin embargo, algo en mi interior me decía que valía la pena aferrarse a él. A pesar de las dificultades, algo en Benjamín resonaba conmigo de una manera especial. Y para mi buena suerte, resultó ser así. Fue un proceso largo y lleno de lágrimas, donde las adversidades amenazaron con separarnos, pero nunca dejamos de luchar.
Benjamín cambió, creció y se convirtió en más de lo que jamás había soñado en un hombre. Se volvió mi apoyo incondicional, el compañero que siempre estuvo a mi lado, incluso cuando yo misma dudaba de mí misma. Después del accidente en la fábrica, cuando pensé en renunciar a todo, él no me dejó. Me animó a seguir adelante, prometiendo estar conmigo para ayudarme a comenzar de nuevo.
El dolor después del accidente era abrumador, y las lágrimas se convirtieron en mis compañeras constantes. Pero Benjamín no permitió que cayera más. Se convirtió en mi sostén, en mi fuerza cuando la mía flaqueaba. No creo que hubiera podido seguir adelante sin él a mi lado.
Benjamín descubrió la verdad detrás del accidente en la fábrica. Alguien había entrado el día anterior y alterado dos máquinas, poniendo explosivos en la planta de preparación de alimentos y en la de empaquetado. Parecía ser obra de alguien de la competencia, pero Benjamín nunca ha querido revelar quién fue. Solo sé con certeza que no dejará que eso quede impune, y eso a veces me asusta, no sé de qué pueda ser capaz Benjamín cuando alguien se mete con la vida de su hija y la mía. Bueno, si lo sé, y eso es lo que me asusta.
Aunque las sombras del pasado aún persisten, me aferro al presente. Benjamín es mi roca, mi protector, y juntos hemos construido un sueño que nunca imaginé que sería posible. Nuestra vida es un testimonio de superación y amor, y cada día a su lado es un regalo que agradezco. En la quietud de la noche, me siento afortunada de tenerlo a mi lado, de que sea él quien comparta esta travesía llamada vida conmigo.
El suave llanto de Kayla irrumpe en la tranquilidad de la noche, resonando a través del monitor que descansa en la mesa de noche de Benjamín. Antes de que pueda levantarme de la cama, la alerta en el rostro de Benjamín revela que ha despertado al instante. A medida que el sueño se vuelve más ligero para él, la responsabilidad de ser padre lo mantiene alerta.
-Yo voy -dice él.
Ben se levanta con cuidado y sale de la habitación. Cinco meses han pasado desde que Kayla llegó a nuestras vidas, y Benjamín se ha convertido en el papá más feliz del mundo. Su preocupación constante por ella es palpable, y aunque nació siendo una bebé sana, cada pequeño detalle despierta su instinto protector.
A lo largo de las noches, Benjamín se despierta varias veces para revisar los signos vitales de Kayla y asegurarse de que esté bien. Ha llegado al punto de hacer que su pediatra venga en la madrugada por cosas tan mínimas como que Kayla no se ha despertado a comer a la hora habitual. Su dedicación y amor incondicional hacia nuestra hija me llenan de gratitud.
Escucho a través del monitor mientras Benjamín entra a la habitación de Kayla. Su voz cariñosa resuena en la habitación, y le dice a nuestra pequeña:
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ÁMAME (Lazos de Placer #2)
Romance¿Qué sucede cuando un hombre que nunca ha querido casarse se ve obligado a contraer matrimonio con una mujer que apenas conoce? Benjamín Astor se ve empujado a casarse con su cita de una semana para complacer a su madre, después de que su hermana m...