Laia
Me despierto en una habitación que no me resulta familiar, y durante unos segundos, mi mente lucha por entender dónde estoy. La luz tenue que se filtra por las cortinas de la ventana me da una pista, y luego recuerdo: estoy en el departamento de Benjamín.
A medida que mis sentidos se despiertan por completo, me doy cuenta de que estoy sola en la cama. La habitación es elegante y lujosa, como todo lo que rodea a Benjamín. Aunque solo he visto una pequeña parte del lugar, lo poco que he visto me ha dejado fascinada.
Recuerdo la noche anterior, nuestra conversación, nuestras risas y finalmente, nuestra intimidad compartida. Benjamín dijo palabras que nunca esperé escuchar de él: que soy el amor de su vida, que nunca me engañó y que todo fue una mentira. Sus palabras resonaron en mi mente y en mi corazón, llenándome de emoción y felicidad.
Nunca habría imaginado que Benjamín podría abrirse de esa manera, mostrando sus sentimientos o lo que haya sido eso. Fue un giro inesperado, y aunque estoy algo emocionada, también estoy un poco asustada. Esto cambia todo, y no estoy segura de cómo manejarlo.
Me siento tentada a salir de la cama y buscar a Benjamín para hablar más sobre lo que dijo, pero algo me detiene. Una parte de mí quiere saborear este momento, disfrutar de la sensación de saber que él puede que me ame y que no ha estado con otras mujeres. Y lo otro que me detiene es el dolor que siento en todo el cuerpo, anoche me sorprendí a mí misma rogándole a Benjamín que entrara en todos mis agujeros, no sé qué demonios me hizo para que dejara de pensar y solo me entregara a él y al placer que sabía que iba a darme. Ahora no puedo mover ningún musculo de la boca, ya sabía sobre el tamaño de Benjamín, pero al tenerlo en la boca se sentía diez veces más grande, y ahora con solo mover los labios me duele toda la boca. No solo eso, también me duele el trasero y no precisamente por las nalgadas que me dio.
Creo que descubrí que a él le encanta las nalgadas y los azotes en el sexo, nunca me ha llamado la atención esa clase de cosas, pero Benjamín hace que sea muy placentero, divertido y adictivo.
Finalmente, decido levantarme, pero en el intento las piernas me pesan al igual que todo el cuerpo, así que decido quedarme en la cama.
No hay forma de que vaya hoy al trabajo, tengo muchas cosas por hacer en la fábrica con los nuevos productos, pero no lo haré hoy, y probablemente mañana tampoco.
Escucho una puerta abrirse y levanto la cabeza perezosamente para ver si es Benjamín, efectivamente, si es él, sale de lo que parece su armario, ya está vestido y perfectamente peinado, listo para iniciar el día.
Se acerca a mí con una sonrisa y deja un pequeño beso en mis labios.
-Buenos días - saluda.
Siento que estoy sonriendo como tonta por su acto.
-Buenos días - le devuelvo el saludo - ¿vas a irte?
-Tengo una reunión importante hoy - se sienta en la cama y acaricia mi cabeza de una forma tan delicada que no parece que fuera él.
-¿Puedes reprogramarla? - pregunto sin mucha expectativa.
-Daniell se volvería loco si la reprogramo con tan poco tiempo - explica.
-¿Entonces prefieres irte a trabajar antes que quedarte el día que estoy muriendo? - no se me da bien el chantaje, pero espero que funcione.
-¿Estás muriendo? - pregunta con una sonrisa divertida.
-Si, de dolor.
-¿Qué te duele? - parece preocupado.
-Todo.
ESTÁS LEYENDO
ÁMAME (Lazos de Placer #2)
Romansa¿Qué sucede cuando un hombre que nunca ha querido casarse se ve obligado a contraer matrimonio con una mujer que apenas conoce? Benjamín Astor se ve empujado a casarse con su cita de una semana para complacer a su madre, después de que su hermana m...