Capítulo 20 - Las Bahamas

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Laia

Desperté con la luz del sol filtrándose a través de las cortinas de la habitación del hotel, y un punzante dolor de cabeza que me recuerda la noche anterior.

Llegamos a las Bahamas a las tres de la mañana y el primer lugar al que fuimos fue a un club a seguir emborrachándonos, no tuvimos tiempo ni de quitarnos los pijamas, luego terminamos en la habitación de un hotel siguiendo la fiesta con algunas personas que conocimos en el club.

Para cuando dieron las doce del mediodía ya ninguna de las tres se podía mantener en pie y no podíamos quedarnos dormidas en la habitación de unos extraños con un montón de gente, así que, pedimos una habitación en este mismo hotel, el cual es cinco estrellas y tenemos una suite presidencial que es increíble.

Miro a mi alrededor sin despegar la cabeza de la almohada y me encuentro con Issabel y Emma dormidas a mi lado, tienen el pelo revuelto al igual que yo y con ojeras muy pronunciadas, testigos mudos de la diversión desenfrenada que habíamos experimentado.

Con el dolor de cabeza que siento al moverme lo más mínimo me levanto despacio de la cama y busco mi teléfono, cuando lo encuentro me fijo en la hora, son las 4:55 de la tarde, no hemos dormido casi nada y nos saltamos el desayuno y el almuerzo.

Vuelvo a mirar mi teléfono y me encuentro con veintitrés llamadas perdidas y quince mensajes de textos de Benjamín preguntándome que en donde carajos estoy, por el tono de sus mensajes puedo deducir que está molesto.

Mi teléfono inicia a timbrar y el nombre de Benjamín aparece en la pantalla, rápidamente apago el teléfono y lo dejo en uno de los cajones de la cómoda.

Creo que ya está molesto y lo más probable es que me castigue, así que, ¿Qué más da si se enoja más de lo que ya está?

Me voy a la ducha mientras el corazón me late al ritmo de la música que sigue resonando en mis oídos, y una sonrisa se dibuja en mi rostro al recordar los momentos de risas y baile de anoche.

A pesar del cansancio y la resaca incipiente, siento que lo de anoche va a convertirse en una de esas que nunca olvidaré, llena de emociones y recuerdos que guardaré para siempre.

Entro a la ducha, pongo el agua caliente y entro en ella dejando que el agua me alivie el cuerpo, porque hoy es un nuevo día, y aunque mi cuerpo protesta, mi espíritu está lleno de gratitud por las experiencias compartidas con mis chicas y la alegría de la noche anterior.

Cuando vuelvo a la habitación Issabel y Emma ya están despiertas y sentadas en la cama, ambas parecen desubicadas, no parecen saber en donde están y que pasó anoche, lo que me hace sonreír.

-Tú te llamas Issabel, y tú Emma - bromeo y ambas se ríen, instantáneamente se llevan las manos a la cabeza por el dolor.

-Hoy me devuelvo para mi casa - dice Issabel y se vuelve a recostar en la cama.

-No - gritamos Emma y yo a la vez.

-No puedes irte, se supone que vinimos a divertirnos y a olvidar todo - le recuerda Emma.

-Lo sé, pero conociéndote vas a querer salir hoy y mañana estaremos peor que ahora y no tendré tiempo de recuperarme para ir al trabajo - explica Issabel.

-Di que estás enferma - habla Emma tomándola por los brazos - no puedes abandonarnos.

-He faltado mucho al trabajo, no puedo faltar más.

-Traición, abandono, desamparo - se queja Emma levantándose de la cama - He dado mi vida por ti y tú me abandonas en unas vacaciones por irte a trabajar, me decepcionas, así no fue como te críe.

ÁMAME  (Lazos de Placer #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora