Capítulo 24 - Alejandro

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Laia

Me despierto con los primeros timbres de mi teléfono, extiendo la mano hasta la mesita de noche y lo tomo. Contesto la llamada y me lo llevo al oído.

-¿Bueno? - hablo casi dormida.

-Si no bajas en cinco minutos iré a buscarte - dice la voz de Benjamín al otro lado del teléfono.

Hace unos meses me habría levantado de la cama de un brinco para arreglarme y bajar al comedor, ahora sinceramente me importa una mierda.

Cuelgo el teléfono sin decir nada y me quedo en la cama.

Espero que pasen los cinco minutos, y cuando son las 7:30 me levando de la cama perezosamente y salgo de la habitación.

No me tomo la molestia de lavarme la cara ni de peinarme el cabello revuelto, no tengo intenciones de volver a arreglarme para Benjamín.

-Buenos días, querido esposo - saludo a Benjamín que tiene cara de enfado.

Está en el asiento que siempre ocupa y el desayuno está puesto en la mesa.

-Siete minutos tarde - habla.

-Los fines de semana desayuno a las nueve - respondo tomando mi asiento - ¿Caroline no nos acompañará?

-El desayuno es a la 7:30 todos los días - asegura - tendrás que volver a adatarte a ese horario.

Ignoro sus palabras y tomo un sorbo de mi jugo de naranja.

-¿Qué quieres? - pregunto en cuanto dejo el vaso en su lugar.

Mi actitud desafiante parece haberlo tomado por sorpresa, pero no estoy dispuesta a ceder terreno.

Miro fijamente a Benjamín, esperando una respuesta honesta.

Él suspira y luego se inclina hacia adelante, apoyando los codos en la mesa y entrelazando sus dedos. Sus ojos claros se encuentran con los míos.

-¿Qué estuviste haciendo estos meses?

-Esperando que llegue el día para divorciarme de ti - respondo seria - solo faltan treinta y siete días para que esto termine - también apoyo los codos sobre la mesa y me inclino ligeramente - y sinceramente, espero no volver a verte en mi vida.

-Si eso es lo que quieres no deberías mirarme con deseo, Laia - me recompongo en mi asiento y trato de mirarlo normal - no concuerdan tus palabras con lo que expresa tu cuerpo.

-No podrías estar más equivocado - digo con confianza - ni siquiera te he pensado en estos siete meses.

Benjamín se levanta de su asiento y se posa detrás del mío. Siento como se inclina hasta que su respiración me roza el cuello haciendo que se me erice.

-Tus pezones están duros - susurra en mi oído - se ponen así cuando quieres que te folle.

Sus labios rozan mi oreja y una electricidad recorre todo mi cuerpo, se supone que ya había superado esto, que mi cuerpo ya no sedería a Benjamín, que yo no lo haría.

-Estos - me aclaro la garganta - estos meses he estado saliendo con alguien y hemos tenido más sexo del que he tenido contigo.

Benjamín vuelve a tomar su asiento y esta vez tiene una sonrisa en el rostro.

-Eso quiere decir que rompiste una regla - su voz tiene un tono oscuro y esa sonrisa me dice que lo siguiente no me gustará - debes tener un castigo.

-¿Qué vas a hacerme? ¿nalguearme? ¿quitarme clientes? - respondo con una sonrisa sabiendo que cual sea su castigo puedo lidiar con eso.

ÁMAME  (Lazos de Placer #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora