¿Esto Realmente Es Amor? •|Diokak|•

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─ ¡¿Qué le sucedió a mi padre?! ─ reclamó molesta mirando al castaño

─Es algo personal, no puedo decírselo señorita─ explico nuevamente

─ ¡Me importa un carajo! ¡Dímelo! ─ tomó una de las espadas y lo apunto

─ ¡Señorita suelte eso! ─ se alarmó al instante

─ ¡Cállate nana! ¡El asunto no es contigo! ─ decía furiosa

Suspiro, ignoró la amenaza y salió de la casa, no estaba ni era su obligación aguantarla.

─ ¡AAAAAAAA! ─ grito enfadada y luego volteo a ver a las empleadas asustadas ─ ¡Ustedes trabajan para mí! ¡Deben hacer lo que les diga!

─ ¡Señorita basta! ─ se acercó y le arrancho la espada ─Usted no sabe usar esto

─ ¡Eres de lo peor nana! ¡Todos se han puesto en mi contra desde que murió mi papa! ¡Los odio! ─ corrió a su habitación y se encerró

─La señorita se ha vuelto igual que su difunto padre─ las empleadas empezaron a susurrar

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Transcurrió dos semanas más, intentando superar la falta de su pareja, así como los traumas del pasado, pero prácticamente no pudo, su salud estaba empeorando y lo sabía, quizá la falta de sol, de alimentarse, las pocas horas de sueño y sus problemas psicológicos lo estaban matando; pero tampoco le importaba, pensaba que lo mejor era morirse, ni siquiera había visto a su hija en días. Aun así, ese día y los siguientes debía salir de la cama, debía empezar a hacerse cargo de lo que le había dejado su esposo y no le fallaría, le demostraría que era igual de merecedor que él de ese apellido, y en un aspecto positivo, por supuesto.

Se duchó, se vistió y medio arreglo su apariencia, al salir de la habitación no se esperó tener que ver tantas cosas a la vez. Ya lo esperaban algunos trabajadores de la hacienda, unas empleadas de la casa, abogados y policías, era una casa de locos, aun así, no perdió la cabeza, no había marcha atrás.

Primero habló con los policías notificándoles que en la tarde iría para hablar; habló luego con los abogados, eso le pareció extraño ─ ¿En qué puedo servirles? ─ los recibió amablemente, ahora y para el resto de su vida debía tratar de tener una buena "imagen"

─Venimos de parte de la empresa ____ ___________

─Claro, ahí trabajaba mi esposo ¿Qué sucede?

─Pues la empresa tiene la política de pasar una manutención a la pareja legal en caso de que algún empleado muera y más aún cuando se trata de alguien tan importante como es el caso del Sr. Brando, realmente lamentamos su pérdida

Asintió, bueno al menos eso fue una buena noticia.

─El problema es que el matrimonio homosexual aun no es legal aquí, estuvimos buscando registros, pero el de ustedes no consta, encontramos esto─ saco un papel que era copia del acta de matrimonio ─Pero no es legal ni tampoco tiene ningún registro que lo confirme

─ ¿Uh? ─ miro el documento que le extendieron, confundido, pero sin dudas ese fue el que firmó aquel día hace tantos años atrás

─Y este─ sacó otro documento ─Es un ejemplo de un acta de matrimonio legal

Miro ambas, las analizo, las comparo, era cierto, tenían muchas diferencias ¿Qué podía hacer? ─Pero.... ¿Puedo ir a buscar la original? Tal vez...

─Claro, le esperamos

─Gracias─ subió a la habitación y busco donde sabía que estaba, pero de nada servía, era exactamente igual que la copia, aun así, la llevo ─Aquí tienen

─De acuerdo, no nos la llevamos para analizarla allá, si tenemos algún inconveniente volveremos

─De acuerdo, muchas gracias─ despidió a los abogados y hablo esta vez con los empleados de la hacienda ─ ¿Novedades?

─Amo, hemos cumplido con todas las ultimas ordenes que nos encargó nuestro amo Dio, pero ahora necesitamos nuevas

─Entiendo ¿Quién es el encargado general?

─Hoy no podía venir, pero nos mandó a nosotros tres

─Gracias por venir, pero díganle que mañana venga personalmente él, tenemos muchas cosas de que hablar

─Entendido, tenga buen día─ se despidieron los tres y salieron

Suspiro ─Pasen─ miro a las mujeres

─Amo disculpe que lo molestemos, pero es algo urgente

─ ¿Qué ocurre?

─La señorita no asistió en todo el mes a clases ni mando tareas, el colegio ha mandado dos comunicados y pueden suspenderla definitivamente

─Además el otro día tomó una espada y-

─Shhh─ la calló

─ ¿Eh? ¿Qué?

─Amo discúlpeme por decir esto, pero la señorita nos amenazó a todo el personal con una espada

─Probablemente no hicimos algo bien, discúlpenos─ las tres agacharon la cabeza

¿Por qué reaccionan así? ¿Tanto pavor le tenían a Dio? ─Tranquilas, iré a hablar con ella─ se puso de pie y fue rumbo al segundo piso, toco la puerta, pero no escuchaba respuesta

─Sayuri, abre soy yo─ hablo en japonés como de costumbre solía hablar con ella

─Pasa

Escucho y entro, ese cuarto era un desorden y casi tan oscuro como el suyo ─Sayuri ¿Qué es todo este desorden?

─Mmmm... nunca he sido ordenada

─Lose, pero nunca tan desordenada─ ambos rieron por unos segundos

─ ¿Cómo estás padre? ─ abrió las cortinas y se sentó en su cama destendida

─Un poco mejor─ medio sonrió sentándose junto a ella ─Más importante ¿Cómo estás tú mi niña? ─ acaricio su cabello con sutileza

─Sigo triste... no puedo aun creer que papá no esté─ sonó triste

─Te entiendo hija mía, pero no hay nada que podamos hacer, solo continuar con nuestras vidas

─ ¿Tu ya lo superaste? ─ le miro

Negó inmediatamente ─No y nunca podre si al mirarte veo sus ojos

─Jeje... suenas muy cursi─ se rió

─ ¡Siempre lo he sido! ─ volvieron a reír, se levantó y empezó a ordenar algunas cosas ─ ¿Cuándo volverás al colegio?

─Cuando ya no pases en tu habitación─ sonó seria e igual empezó a tender su cama

Se sorprendió por escuchar aquello, pero tenía razón ─Entonces deberías estar ahora mismo ahí

─Empezaré a igualarme ¿Puedo ir a la casa de Ángel?

─Claro, pero a igualarte

─Por supuesto que sí, confía en mí

─Lo hago─ sonrió y luego se acercó para darle un beso en la frente ─Debo irme, hay mucho que hacer, no les des muchos problemas a los empleados

─Te dijeron algo ¿no?

─Así es, pero creo que eres lo suficientemente grande para darte cuenta de tus errores y no volverlos a cometer

Asintió ─Lo siento, no volverá a ocurrir─ lo abrazo aprovechando la cercanía

Correspondió el abrazo ─Eso espero─ sonrió

─Padre, estás muy delgado─ le miró

─ ¿Enserio? ─ no lo había notado

─Si, demasiado... ¿no comes?

─Si... solo...─ desvió la mirada pensando que decir

─Nada de peros─ volvió a sonar seria ─Empieza a comer ¡Por favor! ─ ahora lo decía más bien preocupada

─Lo hare, lo hare, lo prometo─ sonrió ─Debo irme, nos vemos en la cena─ abandonó la habitación con rumbo a la fiscalía