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─ ¿Joven Noriaki puedo pasar? ─ habló, había tocado la puerta varias veces y no obtuvo respuesta finalmente decidió abrirla cuando vio al pelirrojo inconsciente en el suelo ─ ¡Joven! ─ corrió hacia él y parecía tener el pulso débil ─ ¡Oh Dios que hago! ─ volvió afuera y gritó ─ ¡Ayuda! ─ algunos se alarmaron y subieron ─ ¡Alguien llame al amo, el joven Noriaki está inconsciente! ─ 

─ ¡Iré yo! ─ corrió hasta el otro lado de la casa tan rápido como pudo llegando a la habitación de huéspedes ─ ¡Amo ha ocurrido una emergencia! ─ dijo golpeando la puerta 

─ Pasa, ¿Qué ocurre? ─ 

No analizo mucho la situación ─ El joven Noriaki está inconsciente en su habitación ─ 

─ ¡¿Qué?! ─ 

─ Una empleada lo encontró en el suelo ─  

─ Voy ahora mismo ─ se abrochó con apuró la camisa 

─ ¿A dónde vas? Ni siquiera hemos empezado─ se quejó la rubia 

─ Coge tus cosas y lárgate de mi casa, no te quiero volver a ver jamás ─

Salió de la habitación, se arregló, saliendo tras de él para ver qué ocurría 

Llegó a la habitación mirando al pelirrojo en el suelo mientras dos empleadas lo miraban también, se acercó a este tomándolo entre sus brazos recostándolo en la cama ─ ¡¿Que hacen aquí paradas?! ¡Vayan a traerme al mejor médico de la ciudad! ─ 

─ ¡Sí señor! ─ 

─ Tanto drama por esto, solo está actuando─ entre una habitación 

─ ¡Te dije que te largaras! ─ se acercó a la rubia para empujarla con fuerza fuera de la habitación cerrando la puerta ─ Maldita perra ─ esbozo para volver hacia el ojos lavanda, revisándolo para ver si encontraba alguna herida o algo más pero no era el caso, luego reviso la habitación, no había muestras de algún medicamento o algo similar entonces ¿Qué había ocurrido? 

El doctor llegó unos diez minutos después de lo esperado, chequeo al pelirrojo aún inconsciente y no encontró nada que delatara la situación ─ Señor Brando, deberíamos llevarlo a un hospital para realizarle más exámenes a fondo, ya lo chequee, pero no encuentro nada─ 

─ ¿Cómo? ─ se cruzó de brazos, no podía permitir que fuera a un hospital ─ Eso no es posible, quiero que lo traten aquí no importa lo que me cueste, hágalo todo desde aquí ─ 

─ De acuerdo, entonces volveré al hospital para traer todo lo necesario, mientras vendrá una enfermera para hacer una prueba de sangre, con permiso ─ 

─ Noriaki ¿Qué has hecho? ─ tomó la mano del nombrado, estaba preocupado y en eso un pensamiento vino a su mente ─ Estas malditas ratas ─ salió de la habitación afuera estaba uno de sus empleados, su mano derecha ─ George, ve y llama a todos los empleados, que estén rápido en la sala, todos─

─ Sí, señor ─ 

Espero unos minutos y bajo, todos o la mayoría ya se encontraban ahí con pijama, era cerca de medianoche ─ Espero que no falte nadie ─ hablo seriamente ─ Los llame para aclararles algo muy simple ─ se acercó a la estirpe y tomó una de sus espadas ─Ustedes saben quién soy yo, Dio ¿no es así? ─ los miró a sentir ─ ¿Y saben que Noriaki es mi esposo verdad? ─ los miro asentir también ─ Muy bien ─ jugaba con la espada ─ Deben venerarlo a él tanto como a mí, con el mismo respeto, y si alguno de ustedes llegas a hacerle algo a él será como si me traicionaran a mi ─ apuntó con la espada en el cuello a cada uno ─ Y no dudaré en matar a la escoria que lo haga ─ volvió a dejar la espada en el puesto ─ Ahora mismo no sé qué le ocurrió, pero si llego a saber que han atentado contra su vida no dudaré, vuelvan a descansar ─ hablo y luego subió las escaleras volviendo a la habitación  

¿Esto Realmente Es Amor? •|Diokak|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora