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Definitivamente dejo el "trabajo", puso a cargo de todo a George, confiaba plenamente en él, siempre Dio le había dicho buenas cosas de él y era cierto, por lo que no se preocuparía, al menos por el restante de meses que quedaban.

Conforme pasaba el tiempo empezaba a sentirse mejor, dedicó su tiempo libre a lo que quería hacer, al menos ese mes fue así, pasó más horas haciendo cuadros que cualquier otra cosa, claro que también aprovechó para pasar más tiempo con su hija, irla a ver al colegio así como a sus competencias, lo único molesto de todo aquello es que debía ir demasiado cubierto para que nadie lo notara, solo que al parecer esto no funcionaria por mucho, su vientre no dejaba de crecer.

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A partir del sexto mes la situación fue insoportable, al menos para él, primero porque su vientre pesaba mucho y a aquello añadiéndole que toda la comida la repudiaba, no quería comer absolutamente nada y cuando lo hacía terminaba por vomitarlo todo, le parecía todo tan absurdo si lo comparaba con el "primero", además se mareaba constantemente por lo que permanecer de pie era complicado y tedioso, y aunque la doctora le había recomendado la sillas de ruedas no se lo tomó en serio hasta ese momento, así que, para evitar tanto trajín, decidió mover casi todas sus herramientas de dibujo a su habitación, hasta que prácticamente eso se volvió "su casa" durante ese tiempo, lo que continuaba agradándole para comer sin repudio eran las frutas, en especial las cerezas, así que eso se volvió más su dieta que el resto de alimentos.

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Para el octavo mes, su condición se complicó más y ya ni siquiera podía levantarse de su propia cama sin ayuda, no podía ni siquiera dibujar un lienzo porque se cansaba rápido, por eso pasaba durmiendo la mayor parte del día, aun así había un día especial el cual no podía faltar por ningún motivo aunque se sintiera mal, el campeonato de natación, si bien no pudo asistir a los últimas competencias, estaba feliz por su hija, verle llegar feliz avisándole que había pasado las pruebas, y ahora se encontraba en las finales, por lo que era su compromiso asistir, y lo haría sin dudarlo.

Esa mañana tomó un baño, alistó la ropa que se pondría, y se arreglo, incluso más que en todos esos meses, se aseguro de llevar su cabello bien recogido, pensando en qué si o si debía cortárselo pronto, se colocó sus aretes de costumbre, una que otra crema y brillo en los labios, para él eso era esmerarse, puesto que en otras ocasiones apenas se colocaba protector solar, le gusto la ropa que se había puesto, sin embargo, apenas sería visible porque debía ir muy tapado para que nadie notara su abultado abdomen, usaría la silla de ruedas pero eso sería una vez que estuviera allá, quería, al menos, por cuenta propia salir de su casa sin esa ayuda, pensaba que le haría bien para sus piernas o terminaría siendo un completo inútil.

─ ¿Listo amo? ─ pregunto al verlo bajar las escaleras

─Si─ sonrió levemente asintiendo, estaba en parte emocionado, era su primera salida en bastante tiempo

Luego de un viaje de no más de veinte minutos llegaron a la Federación de Natación de la capital, su hija probablemente llegó ahí desde muy temprano por lo que la busco con la mirada, pero había más gente de la que pensó. Pagaron las entradas e ingresaron, se podía decir que el lugar donde estaban era perfecto para ver todo, pero no es como si él entendiera mucho del deporte, aun no entendía porque existían estilos para nadar, él pensaba que todos eran iguales aun cuando recibió varias veces explicaciones de su hija o de su difunto esposo, suspiro al recordar eso, para su suerte en ese momento apareció la pelirroja frente a ellos

─ ¡Padre si viniste! ─ dijo feliz abrazándolo con cuidado

─Sabes muy bien que no iba a faltar─ sonrió ─ ¿A que hora empieza la competencia? Temía llegar tarde

¿Esto Realmente Es Amor? •|Diokak|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora