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Muy temprano en la mañana escuchó el teléfono, quien sea que fuera era una molestia, la noche anterior apenas durmió porque la pequeña no quería dormir y ahora lo llamaban 

 ─Buenos días residencia Kakyoin ¿con quién tengo el gusto? ─ su tono fue muy serio y soñoliento 

 ─ Buenos días Nori, suenas cansado, disculpa que te llame tan temprano, pero hace una hora llegue a Tokio, solo que olvide preguntarte la dirección y no sé muy bien a dónde ir─

 ─ Pues la dirección es... espera ¡Dio estás en Tokio! ─ se exaltó al darse cuenta de aquello

 ─ Si... se supone que sería una sorpresa, pero ─ 

 ─ Espera ahí, iré a verte ─ suspiro y luego de colgar, aún sorprendido, fue a vestirse y arreglarse, la bebé también se había despertado, compraría algo en el camino para comer.

En el camino aprovechó para darle biberón a la bebé y ya que llegó al aeropuerto se compró un dulce podría ir a comer algo luego. Fue extraño verlo ahí, no sabía si estaba emocionado o cómo, pero se sentía extraño ─ ¿He tardado mucho? ─ preguntó cuando ya estuvo enfrente de él 

─No tanto, qué gusto verte ─ sonrió acercándose a este ─ Hola mi pequeña ─ miró también a la niña ─ Los extrañe ─ quiso acercarse para darle un beso 

 ─ Espera, espera ─ lo detuvo cuando noto sus intenciones ─ Aquí las cosas no funcionan como en Reino Unido ─ 

─ ¿Eh? ¿A qué te refieres? ─ preguntó un poco desconcertado 

─ Las muestras de afecto quedan solo para el privado, y aquí tampoco las relaciones entre hombres son tan normales ¿entiendes? ─ 

 ─ De acuerdo, supongo que tengo mucho que aprender─ suspiro ─ ¿Vamos a? ─

─ ¿Quieres cargarla? Ha estado demasiado inquieta, creo que quiere verte─ 

 ─ Claro, claro, pero y─ 

─ Yo me encargo de tu equipaje, vamos─ le entregó la niña 

Para ser sincero el resto del día no la pasó tan mal, luego de que desayunaron fueron a la casa, pero todo se sintió muy distinto, empezando por las muecas que hizo el rubio de probar la comida japonesa así como la curiosidad de casi todo, fue extraño, nunca se había sentido como si fuese el centro de atención, ni que conocer su tierra natal fuese algo tan importante. Incluso fue divertido hasta cierto punto. Una vez que llegaron a la casa mientras el rubio fue a bañarse se encargó de arreglar alguna habitación, no había ninguna para dos en todo caso, quizá sí, la de sus padres, pero no estaba seguro de dormir ahí con él, después de todo se pidieron “tiempo” y la manera en que lo conoció tampoco fue tan sugerente…

 ─Oye Nori, me preguntaba ¿Cuál es mi? ─ 

─ ¡Dio que haces sin ropa! ─ 

─ ¡Porque te exaltas tanto, estoy en toalla! ─ 

─ ¡Si pero! ─ se detuvo, es cierto no había nadie mas 

─ ¿Pero? ─ 

─Ve a mi habitación por el momento, necesito hablar contigo─ suspiro 

─De acuerdo, pero ¿Cuál es tu habitación? ─ 

Suspiro, pero esta vez algo cansado ─Sígueme─ 

¿Esto Realmente Es Amor? •|Diokak|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora