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El resto de la semana se pasó evitando a su padre, no quería verle, se sentía ofendida ¿Cómo era posible que dijera amar tanto a su papá y luego decir algo de esa manera? ¿Por qué tenían que irse? ¿Tan mala era la situación?; en esos días pasó en su habitación pensando acerca de aquello, y también, llorando, no quería abandonar el lugar donde creció y donde vivió su padre en vida, si bien es cierto que desde que recuerda han ido a Japón tantas veces, no era igual como vivir ahí, definitivamente no quería estar tan lejos de su papá. Una mañana, decidió ir al cementerio para visitarlo, pensó que ahí podría obtener un poco de tranquilidad y "comunicarse" con él.

Su sorpresa fue cuando cerca de llegar al féretro miro a alguien frente a este, un muchacho de cabellera rubia y peinado extravagante, estaba segura de no haberlo visto anteriormente —¿Buenos días? ¿Eres algún conocido de mi padre?— preguntó mirándolo detenidamente, vestía colores oscuros, se le pasó por la cabeza que podía ser un ex empleado pero era muy joven para ser el caso

—Buenos días...— miro a la pelirroja con detenimiento también —¿Dijo "mi padre"?

Asintió —Este es el féretro de mi padre, ¿Por qué? ¿Quién eres?

—También soy hijo de Dio Brando

—¡¿Qué?! Eso no es posible

—Señorita, sé que no es mentira— sacó su billetera y le mostró una foto —Es él ¿no es así?

Miro la foto en silencio, en ella estaba su padre, se veía mucho más joven, junto a una mujer de cabello castaño —Si, es él, ¿Quién es esa mujer?— por más que intento hacer memoria no recordaba haberla visto antes

—Mi madre

—¿Qué?— retrocedió unos pasos, no podría estar ese chico mintiendo, no cuando tenía una foto que no había visto nunca, donde claramente estaba su padre, en los álbumes de su abuela había una que otra foto de él cuando era más joven, pero jamas una foto con una mujer, ni con esa mujer

—Sé que estás confundida, y no creo que este sea el mejor lugar para hablar de esto

—Exactamente, ¿qué es lo que quieres?

Suspiro por la actitud de la chica —¿Quién es tu madre? Necesito hablar con ella

—Yo no tengo mamá, y aunque tuviera no llevaría a casa a un completo desconocido— contestó cruzándose de brazos

—¿Cómo? No creo que tu te hayas quedado con todo lo que tenía nuestro padre, se nota que eres menor de edad

—Mira, déjame en paz, vine a visitar a mi padre, no a hablar con un lunático, mejor vete antes de que busque a algún guardia y te denuncie— habló en el mismo tono engreído que solía tener con los pocos empleados que habían en casa o la hacienda

Se encoge de hombros —De todas maneras sé donde vives, e iré allá ahora mismo, pierdo mi tiempo hablando contigo— suspiro retirándose del sitio sin antes despedirse —Adiós, padre

Le miró con enojo hasta que se fue, no le creía que supiera donde vivía, así que se quedó ahí, en ese momento donde tanta gente hablaba mal de su familia y ella, no le sorprendía que aparecieran lunáticos como él. Suspiro ya más tranquila mirando el féretro de su padre, aún lo extrañaba tanto como ese día... ¿Cómo siquiera iba a imaginar que esa sería la última vez que lo vería vivo? Y ahora, su otro padre quería simplemente abandonar todo, como si nada hubiese pasado ahí, ella no debía permitirlo, sabía muy bien lo mucho que trabajó su padre para que nunca les faltará nada, ella siempre lo admiro y muchas veces le prometió que si llegaba a partir haría lo mismo que él y si era posible hacerlo mucho mejor, y más aún cuando su abuelo mancho su apellido, debía de hacer algo, y no simplemente huir. Pensó con determinación.

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Volvió a casa, cerca del atardecer, no quería irse pero un guardia le aviso que pronto cerrarían y un cementerio no era el mejor lugar para dormir, lo que no espero fue encontrar al rubio en su casa, como si nada, como si siempre hubiese vivido ahí —¿Qué haces aquí?— preguntó furiosa —¿Le lavaste el cerebro a mi padre también?

—No le he lavado el cerebro a nadie, señorita— respondió sin ninguna expresión en su rostro

—¡Sayuri! ¿Qué clase de modales son esos?— bajó las escaleras con su otro hijo en brazos, había subido solo a cambiarlo y ya se encontraba con un escándalo

—Padre, él es un impostor, seguro solo quiere el dinero de mi papá y por eso se invento todo esto

—¿Pruebas?— sentenció seriamente, su hija ya tenía varios días comportándose indebidamente con todos en la casa y lo estaba sacando de quicio

—¿Y qué pruebas tiene él?— lo señaló

—Hija, ve a bañarte, baja con la cabeza fría que tendremos una gran charla, es una orden

—¡!— no dijo nada más y subió furiosa a su habitación, tirando la puerta en el proceso

—Disculpala, Giorno— se sentó en uno de los sofás colocando al pequeño sobre un tapete con sus juguetes —Ella está muy alterada por todo lo que ha sucedido

—No se preocupe, lo entiendo, hasta cierto punto compartimos la misma experiencia

—Te pido que ahora que baje le cuentes lo mismo que me dijiste a mí, seguro así entenderá mejor y dejará de hacerse ideas

—De acuerdo

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Lamentablemente tuvo que obedecer las palabras de su padre, y de alguna manera la ducha le calmó lo suficiente como para poder bajar, en la sala el pequeño Noah estaba jugando entre risas mientras los otros dos conversaban, su hermano era su adoración, solo verlo la relajo por completo —Ya estoy aquí— se sentó en uno de los sofás

—De acuerdo, quiero que escuches todo lo que Giorno tiene que decir ¿Podrías hacer eso?

—Hmm— asintió

Aclaro su garganta antes de empezar —Pido una disculpa por la forma en la que nos conocimos en el cementerio, no fue la mejor y tampoco me presente, soy Giorno Giovanna, nací en Italia, vine aquí porque mi madre me envió, ella me dio la foto que te enseñe, el nombre del pueblo y el de mi padre antes de morir, yo conocía la historia de ellos pero nunca pensé que tendría que venir, lo que sé es que fueron pareja durante un tiempo cuando ambos eran jóvenes, terminaron porque al parecer mi madre lo engaño, y ella no supo quien era mi padre hasta que nací, pero por alguna razón no se lo dijo nunca a mi padrastro y continuamos viviendo como una familia, hasta que hace cinco años mi padrastro murió en un accidente, poco después mi madre enfermo hasta morir, en ese tiempo fue que me contó la verdad, no pude continuar mis estudios porque tuve que trabajar desde que mi padrastro murió, nunca fuimos una familia adinerada... nos la hemos arreglado como hemos podido— suspiro —Me lo pensé mucho antes de venir acá, porque era obvio que mi padre no sabia de mi existencia, estaba seguro que le causaría problemas, pero de todas formas vine porque me botaron de mi último empleo hace un tiempo, gaste lo último que tenia para venir aquí con la esperanza de algo o de al menos saber que lo intente, después de todo soy mayor de edad, pero una vez llegue aquí me dijeron que habia muerto y que lo mejor sería que me alejará de esta familia, no entiendo del todo porque me dijeron eso pero de todas maneras estoy aquí y agradezco que me haya acogido señor Noriaki

Sonrió —No tienes porqué, estoy seguro de que Dio haría lo mismo

—¿Cuántos años tienes?

—Veintiuno

—Vaya— suspiró —Padre, entiendo tu amabilidad, siempre has sido así, pero ¿no desconfias ni un poco? ¿Qué tal si esto solo es un show?

—Sayuri— tomó al pequeño Noah en sus brazos para arrullarlo, ya lo veía con sueño —Giorno me entregó todos sus papeles, y también he quedado con él para que se realice una prueba de ADN, eso es solo para confirmar todo esto— se puso de pie —Aunque para mi no es tan necesario, se parece mucho a Dio— nombró a su difunto esposo con tristeza —Adelantensen a cenar, voy a recostar a Noah— sonrió para luego ir al segundo piso

—Como digas, padre

Durante la cena quienes más hablaban era el pelirrojo y el rubio, intercambiando miles de ideas, como si se conocieran de siempre, ella intentó unirseles pero no lo logró, suspiro, celosa, un poquito, esperaba que todo eso terminará pronto. 

¿Esto Realmente Es Amor? •|Diokak|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora