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─ Bueno chicos fue un gusto estar este mes con ustedes y también con esta lindura ─ sonrió acariciando a la pequeña pelirroja 

 ─ Muchas gracias por todo Sra. Brando, no sé cómo pagarle todo lo que ha hecho por mi ─ sonrió amablemente 

 ─ Igual estoy muy agradecido contigo madre, realmente nos has enseñado muchas cosas─

─ No tienen nada que agradecerme, y tú ─ jalo levemente la mejilla al rubio ─ Procura ser un buen esposo para Noriaki y un buen padre para la niña ─ 

Se sobo la mejilla ─ Eso no tienes que decírmelo, espera... ¿Y ese auto? ─ 

 ─ ¿Van a venir a recogerla? ─ preguntó también, no había visto ese auto antes 

 ─ ¿Auto? ─ se volteó a mirar ─ Alguien venía a recogerme, pero... ─ miró bajar al conductor ─ No pensé que Darío vendría... ─ 

 ─ ¿Qué? ─ su disgusto se dio a notar rápidamente, ese hombre que se acercaba a la entrada de su casa era definitivamente su padre, miro al pelirrojo, se veía exactamente igual de confundido y aterrorizado 

 ─ ¡Sé que esto es una sorpresa, pero quería visitar a mi hijo! ─ hablo cuando estuvo frente a ellos 

Un silencio se hizo denotar en la escena  

─ ¿Qué ocurre? Parece que estás viendo a un muerto ¿No me vas a hacer pasar? ─ se quejó ─ ¿Y este muchacho? ¿Y esa niña? ─ 

 ─ Darío... yo creo que mejor deberíamos ─ 

─ No madre, no le digas nada, yo me encargo ─ suspiró abrazando del hombro al pelirrojo ─ Él es mi esposo, Noriaki Kakyoin, y esa pequeña es mi hija ─ su tono fue serio ─ Si quieres pasar a mi casa puedes hacerlo después de que aceptes a mi familia ─ sonó casi como una amenaza ─ Si no, no eres bienvenido ─ 

No supo decir nada por lo que solo se mantuvo en silencio, teniendo todo lo que conocía sobre ese hombre preferiría evitarlo 

 ─ ¿¡Cómo!?─ su reacción no se hizo esperar 

 ─ Darío por favor entiende que ─ 

 ─ ¡Cállate mujer! ¡¿Cómo es posible que digas toda esa estupidez?! ─ 

 ─ Nori entra a la casa, no salgas por favor ─ le susurró 

Asintió en silencio cuando se iba a dar media vuelta para entrar le tomaron del brazo de forma muy tosca 

 ─ ¿A dónde crees que vas? ¿¡A esconderte como el poco hombre que eres!? ─ exclamó 

─ ¡Suéltalo! ─ lo empujó para que soltara al nipón ─ ¡Eres un idiota si crees que voy a permitir que vuelvas a poner una mano sobre él! ─ 

Apenas logró soltarse entró a la casa corriendo a la habitación, la pequeña había empezado a llorar por los gritos ─Shhhh... shhhh... no pasará nada... tranquila ─ intentaba arrullarla, pero él también estaba nervioso (¿Qué va a pasar?) no se esperaba toda aquella escena y menos que su piel fuese tan delicada para ponerse verde solo por un apretón...  

 ─ ¡Cómo se te ocurre decepcionarme de esa manera! ¡No le haces honor a tu apellido! ─ 

 ─ ¡Soy libre de hacer lo que quiera con mi vida! ¡Lárgate de mi casa, no quiero volver a verte más! ─ 

 ─ ¡¿Cómo se te ocurre hablarme así!? ¡Engendro malagradecido! ─ alzo una de sus manos con intenciones de golpearlo a pesar de la diferencia de altura

 ─ ¡Vete al infierno! ─ lo empujo con fuerza antes de que lo tocara haciendo que caiga en la acera ─ ¡Lárgate o llamaré a la policía! ─ entró a la casa cerrando la puerta tras él  

─ ¡Darío! ─ bajo a las escaleras para acercarse a su esposo ─ ¿Estás? ─ 

 ─ ¡Suéltame! ─ la empujó ─ ¡La culpa es tuya! ¡Fuiste demasiado buena con él y ahora míralo! ¡Todo un maricon! ¡Falta que se ponga vestido! ─ se levantó sacudiendo sus ropas ─ Me largo, desde hoy ese bastardo y tú dejan de ser mi familia ─ fue hasta el auto y condujo tan rápido como pudo 

Se quedó en su sitio en silencio, pero con lágrimas en su rostro, quizá no debió llamar a nadie para que la recogiera, la culpa de todo eso era solo de ella  

 ─ ¡¿Nori estás bien?! ─ preguntó entrando a la habitación ─ Ya puse al pendiente a mis hombres, si vuelve no dudaré en llamar a la policía ─ se sentó junto a él ─ Disculpa, no te mereces pasar por situaciones así ─ 

 ─ No te preocupes... supuse que algo así pasaría ─ suspiro ─ ¿Qué ocurrió con tu madre? ─ 

 ─ No tengo idea... iré a ver─ 

Lo miró a salir y se asomó por la ventana, aún estaba asustado, pero al menos la niña se había calmado.  

¿Esto Realmente Es Amor? •|Diokak|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora