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Después de la visita de Polnareff y su esposa el ambiente quedó totalmente cambiado y alegre, a Noriaki le sirvió mucho aquella visita puesto que se despejó de los problemas por unos días, sin embargo, no se los puede dejar a un lado para siempre.

Aún y con haber reducido todo a la mitad no fue suficiente, las ganancias no mejoraron ni tampoco se mantenían, no sabía qué hacer llegado a ese punto, y debía tomar una decisión pronto.

Una tarde de algún fin de semana, se dispusieron los tres a tomar un poco de sol en la piscina de la casa, se alegraba mucho de que su hija y su pequeño se llevaran lo suficientemente bien entre ellos a pesar de la edad; él estaba a uno de los lados de la piscina únicamente con los pies dentro del agua mientras que su hija enseñaba a nadar al pequeño rubio, era una bonita escena mirarlos sonreír y jugar juntos.

—Vamos padre, no te quedes solo ahí— se acercó al pelirrojo con intenciones de jalarlo al agua

—Espera, espera ¿Dónde está, Noah?

—Esta nadando, no te preocupes— sonrió aún jalandolo

—¿C-Cómo?— miro para todos lados buscándolo y en eso se descuido cayendo al agua, estaba tibia pero de todas maneras no tenía planeado mojarse —¡Sayuri!

—Jajaja, te descuidaste padre— reía fuertemente mirando molesto al pelirrojo

Suspiro —¿Dónde está, Noah?

—Detrás de ti— señaló aún riendo

Volteo a mirar y ciertamente el pequeño rubio nadaba como si fuera un cachorrito, aún así, no se ahogaba y se veía feliz haciéndolo, lo tomó entre sus brazos con una sonrisa —Mi precioso ya sabes nadar, tu padre estaría orgulloso de verte así— escuchó al pequeño reír

—¡Oh! ¿Y mis créditos?

Le sonrió también —¿Sabías que él te enseño a nadar cuando eras una bebé?

—¿Enserio?— sus ojos brillaron al oír aquello y se acercó más —¿Cómo fue? Dímelo, por favor

Suspiro recordando —Fue hace ya tantos años, tenias apenas unos meses, habíamos ido a Japón— cambió unas partes que no era necesario escuchar —Yo estaba agotado y él me sugirió ir a descansar, lo hice, cuando me desperté me encontré con una escena que regocijo mi corazón de alegría, en la pequeña fuente del patio estaban ambos, Dio te estaba enseñando a nadar ahí, ambos tenían una sonrisa en sus rostros y tu reias felizmente, cuando volvimos aquí varias veces te trajo a la piscina y te enseñaba hasta que lo lograste por tu cuenta— miro hacia una zona de la piscina recordando como si hubiese ocurrido hacía tan solo unos minutos la escena, ciertamente era un recuerdo muy feliz

Escuchó atentamente la historia con una sonrisa, le hubiese gustado recordar pero le era imposible, aún así estaba seguro de que era cierto, ya sabía nadar desde que tenía memoria —Mi papá era increíble— pensó en voz alta

—Y tu también, has conseguido incluso enseñarle a tu hermano en minutos— le acaricio la mejilla con una sonrisa

—Padre ¿tu querias mucho a mi papá?— pregunto acercándose a uno de los bordes

—Lo amaba y lo amo, Sayuri— se acercó también a un borde jugando con su pequeño

—Estoy segura de que él también te amaba mucho— sonrió

—Sayuri, hay algo que debo decirte

—¿Qué es?

—Nos vamos a Japón

—¿Eh? ¿A Tokio? Pero aún no es temporada de vacaciones

—No es por vacaciones, nos iremos a vivir allá

—¡¿Por qué?!— pregunto confundida —Tenemos la hacienda y esta casa ¿Por qué tan de repente?

—No voy a mentirte, ya tienes dieciséis años y sabes como funciona el mundo, desde que tu padre murió las ventas en la hacienda disminuyeron de golpe, tuve que hacer un recorte de la mitad del personal, y aún así no ha habido mejoras, no creo que lo mejor sea vender la hacienda, porque nadie querrá comprarla, así que no tengo otra alternativa más que abandonar todo aquí, he hecho lo que he podido, pero si la situación sigue igual terminaremos en bancarrota, incluso a nosotros Sayuri, nos han visto de mala manera y tratado indiferentemente, por lo que hasta mi arte ha quedado estancado, la mejor manera es empezar de cero allá, nadie nos conoce y tenemos la casa que me dejaron mis padres, también puedo continuar con mi arte, allá tengo conocidos que pueden ayudarme

—¡Eso no tiene sentido! ¡Solo estás pensando en tí!— hablo enojada —¡¿Quieres decir que vamos a abandonar a mi papá?! ¡¿Lo vamos a dejar solo?! ¡¿Cómo puedes echar a perder todos estos años que él ha trabajado para esa hacienda y esta casa?!— apretó sus puños aún a pesar de estar bajo el agua

—Sayuri, yo no he hechado a perder nada, todo esto es-

—¡Tu culpa! ¡Solo sabes hacer bonitos cuadros pero no puedes controlar una hacienda!

—¡Basta! No tienes permitido hablarme de esa manera— la interrumpió

—¿Quieres que me quede callada cuándo veo que todo lo que mi papá consiguió se está desvaneciendo? ¡No lo permitiré!— salió de la piscina molesta —¡Jamas me ire de aquí!— dijo como último para retirarse con lágrimas de enojo del lugar

—¡Sayuri!— la llamo pero esta ni siquiera volteo un momento, suspiro, quizá no era el mejor momento para decírselo pero era mejor ahora que tarde —¿Tú qué opinas amor? ¿Quieres ir a Japón?— le sonrió al niño y continuaron jugando por un rato ahí. 

¿Esto Realmente Es Amor? •|Diokak|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora