—Caleb, señor Caleb —suelto a reír por lo gracioso que se escucha eso —Ya le dije que no quiero agua, señor —alejo el vaso con agua que quiere que me tome —solo quiero helado. Puedes traerme helado, por favor —hago un puchero con mis labios.
—Liliana, bebete el agua para que te sientas mejor.
—Quiero el helado, Caleb, no quiero agua —me cruzo de brazos cual niña chiquita.
—Si te bebes el agua te traigo el helado.
Camino tambaleante hacia el casi callendome en el proceso, me paro frente a el y lo analizo a ver si es un truco otra vez.
—¿Lo prometes? —Asiente —¿Por el meñique? —levanto mi mano y entrelazamos los dedos —No puedes romper tu promesa cuando es por el meñique, Caleb.
—Entiendo, ahora bebete el agua —me ordena.
Alcanzo el baso y me lo llevo a la boca torpemente, le doy un gran sorbo y siento mi garganta menos rasposa.
Dejo el baso de agua vacío sobre la mesa y vuelvo a plantarme torpemente frente a Caleb.
—Ahora mi helado —lo miro seria.
—Ya te lo traigo —se da la vuelta y adentra en el cocina. Caleb me trajo a su casa por pedido mio, no quiero que papá me vea así de borracha. Es vergonzoso.
Desde la última vez que estuve en la casa, una pintura en particular llamó mi atención. Es una obra en blanco y negro, pero aún así puedo distinguir la playa de fondo. Sentados sobre la arena, hay dos personas, pero una de ellas parece estar desvaneciéndose poco a poco.
—¿Quién pinto ese cuadro? —le señalo la pintura a Caleb cuando llega con el helado.
—Yo —me pasa el helado y se sienta a mi lado en el mueble mirando también la pintura.
—Eres muy bueno
—Si, algo asi —susurra.
Asiento y me dedico a deborar el helado con todas las ganas del mundo, sabe muy bueno. De pronto recuerdo cuando Kiara se callo en la cafetería hace unos días y me hecho a reír ahogandome con el helado en el proceso.
—Ten mas cuidado, Liliana —me da unos cuantos golpecitos en la espalda al verme toser tan desesperadamente. Mi piel se eriza al sentir sus manos calientes en la piel desnuda de mi espalda, sus manos son algo ásperas, pero también se puede sentir una leve suavidad en ellas.
—Vale —la voz me suena bajita y ronca por el ataque de tos.
Sigo comienzo mi helado tranquilamente y en algunos momentos le brindo un poco pero se niega a comer eso.
—Eres un aburrido
—Anja si, lo que digas —recuesta su cabeza sobre el respaldo del mueble cerrando sus ojos.
—Te voy a contar una historia, Caleb —dejo el helado a un lado y me acomodo quedando frente a el.
—Mejor vamos a llevarte a dormir.
—No, quiero decir esto.
—Te escucho entonces —fija su mirada en mi prestando total atención a lo que voy a decir.
—Habia una vez una chica que tenia un novio, eran la pareja perfecta o eso creía ella —suelto una risa —la chica estaba feliz porque por fin estaba con el chico del que había estado enamorada tanto tiempo, pensaba que nada ni nadie los iba a separar porque a los ojos de ella el la amaba y ella a el. Era una chica muy ilusa —me detengo por un momento a entrarme una cuchara de helado a la boca antes de continuar —en el cumpleaños del chico ella fue a su casa porque le había comprado un muy bonito regalo, había estado ahorrando por unos cuantos meses para comprarle ese regalo, estaba emocionada y feliz por darselo.
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Te quiero idiota (Borrador)
Short Story"Todo fue tan espontáneo, tan natural, que ha ninguno de los dos nos pareció raro que, de pronto, mi mano estuviera en su mano y que nos miraramos a los ojos como dos tontos." _Mario Benedetti