1 año después.
—Mierda. Carajo. Joder —entro corriendo en mi habitación, jadeando levemente por el esfuerzo que hice al subir las escaleras tan rápido. Ni siquiera me doy tiempo a quitarme la mochila de la espalda antes de dejarme caer contra la silla de mi escritorio. Con el sudor corriendo por mi espalda y la respiración un tanto sofocada, enciendo la laptop.
Me tiro hacia atrás en la silla, esperando a que la computadora termine de encender. Comienzo a desatar mis tenis con movimientos torpes, estoy super cansada y lo unico que quiero es dormir, pero por nada del mundo dejaría de hablar con Caleb hoy. Hace 2 días que no hemos tenido tiempo de hablar, solo nos hemos pasados unos cuantos mensajes a ratos, los dos hemos estados consumidos hasta arriba de clases de la universidad y no hemos tenido tiempo.
Me quito los zapatos de una patada y libero al fin mi espalda de la pesada mochila, la dejo caer sobre el suelo con un golpe seco y me permito relajarme un momento.
Acabo de llegar de la universidad, son las 5 de la tarde y se supone que debía de estar conectada en videollamada con Caleb hace una hora, pero se retraso mi clase de Técnicas fotográficas y después tarde un montón en agarrar el maldito bus.
Finalmente la pantalla principal aparece, mostrando una foto de Cris, Ki y yo en la cafetería. Me acomodo en la silla y abro el programa de videollamada. Mi computadora parece trabajar mas lenta que de costumbre y tardo una eternidad en poder realizar una videollamada con mi novio. El sonido del marcador de la llamada suena llenando todo el lugar, mientras espero me deslizo hacia abajo en la silla, esperando impacientemente a que Caleb aparezca en mi pantalla.
Los segundo pasan. Un minuto...dos. La decepción crece dentro de mi pecho y algo de enojo también, pero no por el, con cada pitido sin respuesta. Dejo caer mi cabeza hacia atrás, admirando las estrellas brillantes en el techo de mi habitación. En verdad tenia muchas ganas de hablar con el hoy.
Muevo mi mano en el mouse, dispuesta a colgar la llamada cuando, de repente, aparece la imagen de un Caleb adormillado en la pantalla; su pelo negro revuelto y sus ojitos adormillados son lo primero en lo que me fijo.
—¿Qué...? —murmura con la voz ronca. Se estruja los ojos con las manos y se pasa estas por el cabello, despeinandolo mas de lo que ya estaba.
—!Dios mio, por fin¡ —exclamo, sin poder contener la emoción de por fin poder verle su cara de estupido —tengo una eternidad esperando a que contestaras y tu...¿te quedaste dormido? —no se ni para que pregunto lo obvio, pero pues, esa soy yo, siendo yo.
Parpadea unas cuantas veces, como si intentara ubicar bien las palabras. Ajusta la camara un poco mas para que lo vea bien, puedo ver una parte de su habitación a oscuras, excepto por la lampara en la mesita de noche.
En Italia ya es medianoche y no me extraña que se haya dormido esperando mi llamada.
—Eh...si, lo siento —me sonrie —estaba esperando tu llamada y pues...me dormi sin saber cuando.
Suelto una carcajada.
—Yo aquí corriendo como loca y tu, tomando una siesta. No es justo, estupido.
Me recuesto sobre la silla y lo observo un segundo. Cada día esta mas guapo el condenado. Hace un año que no nos vemos en persona, expesificamente desde que ambos entramos a la universidad y yo me vine a Montpelier. Lo extraño muchísimo y ya quiero que lleguen las vacaciones de semana santa para poder verlo al fin.
—Lo siento, lo siento —se acerca mas a la camara y me lanza un beso —te extraño muchísimo, Cariño.
—No mas que yo a ti, Caleb —hago un estupido puchero con mis labios —ya quiero que llegue semana santa para verte.
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Te quiero idiota (Borrador)
Short Story"Todo fue tan espontáneo, tan natural, que ha ninguno de los dos nos pareció raro que, de pronto, mi mano estuviera en su mano y que nos miraramos a los ojos como dos tontos." _Mario Benedetti