—Caleb, ¿Dónde me llevas? —aprieto más mis manos sobre las suyas, tratando de no caer de bruces al suelo ya que no veo nada debido a la venda que me puso en los ojos antes de salir del carro. Dijo que me llevaría a otro lugar que tenía pensado, pero no se donde es y ya me estoy desesperando.Agudizo mis oídos intentando escuchar algún ruido que me indique dónde estamos y cuando creo que no escucharé nada, localizo el sonido de las olas del mar a lo lejos.
—¿Estamos en la playa? —pregunto con el cuerpo temblando de emoción.
—Sí.
La típica brisa fresca de la playa choca contra mi cuerpo, levantando mi vestido que Caleb se encarga de bajar de nuevo hasta dejarlo en su sitio. El olor a agua salada y paz inunda mis sentidos, relajándome al instante. Hace mucho tiempo que no vengo a la playa y ya extrañaba esta sensación.
—¿Qué hacemos aquí? —inquiero con curiosidad.
—Muchas cosas —responde. Me agarra por la cintura y me detiene —Pero la principal es confesarte que desde que te vi entrar en la cafetería con ese ridículo vestido lleno de colores y esas trenzas en el cabello, me gustaste. Más que gustar, creo que me enamoré de ti.
¿Acaba de decir lo que creo que acaba de decir?.
"Definitivamente si lo acaba de decir".
Intento, de verdad intento, no ponerme nerviosa como la mierda, pero justo ahora se me hace prácticamente imposible.
—Creí que te caía igual de mal que tú a mí —la confusión tiñe mi voz.
—Eso era lo que te hacía pensar para que no te dieras cuenta de lo loco que estoy por ti —confiesa —Me gustas mucho, Liliana —exclama —Me gusta tu manera de ser, me gusta la manera en que hablas y te expresas. Eres esa persona que siempre anhele, pero que pensé que nunca iba a llegar a mi vida y ahora que te tengo te digo con certeza que no quiero, ni puedo dejarte ir —se ríe —Lo que quiero decirte es que eres lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo, que quiero compartir todos mis momentos contigo, quiero demostrarte todos los días lo mucho que te quiero y lo mucho que te necesito en mi vida.
—¿A qué quieres llegar con esto, Caleb? —pregunto nerviosa.
No me responde, sino que sube sus manos a mi cabeza y desata la venda de mis ojos, dejándome ver lo que hay frente a mí.
—Dios mío —tapo mi boca con asombro y doy un paso vacilante hacia adelante.
Delante de mí se extiende una vista impresionante del océano, pero no es eso lo que me deja sorprendida sino todas las letras con luces que se extienden formando las cuatro palabras que me dejan con la boca abierta, los ojos cristalizados y el corazón desbordando de alegría y nerviosismo.
¿Quieres ser mi novia?. Esas son las palabras que se extienden frente a mi en forma de luces y que me tienen al borde de un infarto a causa de todos los sentimientos encontrados justo ahora.
—Caleb... —intento decir algo, pero en verdad no tengo palabras.
Rodea mi cuerpo hasta situarse frente a mi que estoy vuelta un desastre nervioso. Agarra mis manos entre las suyas y toma unas profundas bocanadas de aire antes de hablar.
—¿Me harias el honor de ser mi novia, Principessa?.
"¡!AL FIN!¡".
No tengo ni que pensarlo dos veces antes de querer soltar el si, pero antes de eso tengo que decir algo.
—¿Estás consciente de que en menos de dos meses me regreso a Montpelier? —lo observo inquieta por su respuesta —¿Estás seguro de que quieres hacer esto?.
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Te quiero idiota (Borrador)
Short Story"Todo fue tan espontáneo, tan natural, que ha ninguno de los dos nos pareció raro que, de pronto, mi mano estuviera en su mano y que nos miraramos a los ojos como dos tontos." _Mario Benedetti