Por fin han llegado mi mes del año favorito. Diciembre llegó y con ello la felicidad en todos lados en especial en mi corazón. Estos meses han pasado super rápido y no me puedo creer que ya me valla de Italia en justamente treinta días y que YO, Liliana Michelle Harrison Fernández tenga novio después de haber jurado a todos los Santos habidos y por haber que jamas iba a tener uno después de esa muy muy mala experiencia, pero que puedo decir, no podemos castigar a todos los hombres del mundo solo porque escogí al menos indicado, pero estoy 100% segura de que ya encontré al indicado, Caleb es el chico indicado para mi y lo quiero para toda una la vida, para esta y para la que sigue después. El es todo lo que necesitaba y no me había dado cuenta de cuanto, el viene siendo algo asi como mi media naranja, mi alma gemela, algo que tarda en llegar, pero que cuando llega es lata quedarse toda la vida.
Siguiendo con mi mes favorito, pues,, llego navidad y con ellos llego todas las decoraciones en absolutamente todas las casas del vecindario, es como si tuvieran una competencia de cual casa tiene más luces.
"El pago de la luz será fuerte este mes".
Los locales estan decorados de una manera tan hermosa, los dueños si que se han tomado el tiempo para disfrutar de lo que es un buen mes, ellos si que saben lo importante que son las luces en la navidad. Cada que paso por uno de ellos me entra una felicidad que no se ni como explicar, es un sentimiento de paz, de armonía, felicidad y un trío de cosas más que no encuentro ni como explicar, pero lo que si se es que soy muy feliz. Siempre he sido muy muy fan de la navidad, desde que estaba super pequeña, siempre he esperado este mes con muchísimas ansias.
Hace unos días decoramos la cafetería y con ayuda de los chicos logramos hacer algo increíble con ella, se ve tan acogedora, tan alegre, es simplemente hermoso. El pequeño árbol que pusimos en la esquina frente al gran ventanal que da a la calle esta decorado con cosas que elegimos cada uno de nosotros, dándole un toque mas grandioso a todo, aunque no niego que casi me da un infarto cuando Cristian quería poner un consolador en la punta del árbol.
Osea, ¿a quien diablos se le ocurre hacer eso?.
"Obvio tenia que ser a Cristián".
Fue toda una locura hacer todo eso con ellos y me da tanta felicidad poder compartir esos momentos con ellos, con mis mejores amigos. Nunca había tenido la oportunidad de disfrutar una navidad con amigos verdaderos, con amigos que se que están conmigo por mi, por mi forma de ser, porque les intereso yo y no por alguna estúpida razón sin sentido. Me da cierta tristeza tener que dejarlos a todos aquí, pero se que puedo volver de vacaciones o en alguna otra fecha, aunque eso no quita lo triste que me pone tener que irme. Soy muy feliz aqui, creo que jamas había sido tan feliz en un lugar como lo soy aqui en Italia y si pudiera me quedaría a vivir aquí para toda la vida, rodeada de mis amigos, de mi papá y mi novio, pero también me gustaría tener a mamá aquí conmigo, pero como dicen; no siempre podemos tener todo lo que deseamos.
Volviendo al presente; papá, Caleb y yo estamos en la casa, los tres parados frente al gran árbol navideño que espera para ser decorado, esperando a que uno de nosotros tome la iniciativa, a que a alguno se le ocurra una idea y comience a ponerlo divino.
Es lo último que falta para completar con la decoración de toda la casa, afuera hicimos algo simplemente sensacional, los vecinos se van a morir de envidia cuando vean la hermosa decoración que hicimos mi equipo y yo, aunque las bien lo hicieron Caleb y papá porque yo no alcanzaba nada aquí afuera.
¿Ya les dije que era una competencia de luces entre vecinos?. Pues obvio yo no iba a quedarme atrás con ellas y es por eso que puse luces hasta en la ojos de las plantas, bueno, tanto así no, pero ya me entienden. Lo que si se es que MI decoración es la mas hermosa de todas y ninguno de mis vecinos va a ganarme en esta estúpida competencia que estoy segura yo misma me invente, pero que mas da.
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Te quiero idiota (Borrador)
Conto"Todo fue tan espontáneo, tan natural, que ha ninguno de los dos nos pareció raro que, de pronto, mi mano estuviera en su mano y que nos miraramos a los ojos como dos tontos." _Mario Benedetti