Saben de esos momentos en los que sienten que la vida está empeñada contigo, que esta empeñada en hacerte la vida miserable, en quitarte todo lo que alguna vez sentiste como bueno.
Ese momento en el que lo único que te preguntas es ¿por qué? ¿Por qué lo hizo? ¿Seré yo el problema? ¿Seré tan difícil de amar?.
Eso es justo lo que me está pasando ahora al ver a Caleb, mi novio y el chico con el que estaba dispuesta a todo, besándose con otra y no con alguien cualquiera, claro que no, se está besando con Megan, la chica que se ha empeñado en joder mi vida desde el momento en que me conoció, que ha hecho todo lo imposible por separarnos y parece que al final si lo logró.
Mis ojos se empañan y con cada respiración que doy siento que me están clavando una daga en el puto corazón que con cada segundo que pasa se entierra más y más. Respiro profundamente e intento de todo corazón que ninguna lagrima salga fuera de mis ojos, no quiero llorar, no quiero que vean lo mucho que me afecta esta traición.
Caleb parece darse cuenta de mi presencia en la puerta porque empuja a Megan tan lejos de él que parece que tuviera la peste.
Pongo mi sonrisa más falta antes de hablar —Bravo, Caleb Lombardi. Resultaste ser igual que el —aplaudo sin ganas y poso mi mirada en la perra que se atreve a mirarme con pena —felicitaciones, Megan, lograste tu cometido.
Caleb la empuja lejos de el cuando esta intenta acercarse a el y da una paso cerca de mi, pero levanto la mano para que ni se atreva a tocarme o lo voy a matar, juro que si me llega a tocar aunque sea un pelo, lo voy a matar
—Princippesa, no es lo que parece —Tiene una cara de susto impresionante, esta pálido, mas que de costumbre, pero no me interesa. El me mintió, jugo conmigo aún cuando le dije mil veces que no lo hiciera, aún cuando me prometió que jamás me haría algo como esto, aun cuando me prometió que no me lastimaria nunca.
—Son tal para cual —intento que mi voz no se quiebre, pero es muy difícil de lograr porque siento que me están matando por dentro y necesito sacar todo esto que siento, pero no quiero hacerlo delante de ellos.
Miro el regalo por el que tanto me esmere, el que busque y elegí con tanto amor para el, para que fuera especial y mira lo que resivo a cambio.
¿Seré yo el problema? ¿O es que nadie me va a querer nunca lo suficiente como para no engañarme?.
Agarro el regalo con fuerza y se lo tiro con la intensio de pegarle en la cara, pero el muy malparido lo agarra y lo presiona contra su pecho y el muy descarado se atreve a mirarme culpable, como si en verdad lamentará la situacion, pero ya no lo creo.
—Liliana, escúchame —intenta acercarse a mi, pero doy un paso atras —no es lo que parece.
Niego con la cabeza y salgo corriendo fuera de la habitación con el corazón roto en mil pedazos y sin ninguna esperanza de que algún día vuelvan a unirse.
¿Porqué lo hizo? Confie en Caleb más que en mi misma, le confié todos mis miedos e inseguridades y aún así me traicionó.
Bajo las escaleras corriendo con la cabeza aturdida y las lágrimas golpeando mis ojos queriendo salir, pero me hago la fuerte y las detengo repitiendo una y mil veces que no las merece, Caleb no merece que llore por el. Ningún estupido hombre se merece mis lágrimas.
—Liliana, espera —volteo y apuro más el paso cuando lo veo bajar con prisa las escaleras.
Corro lo más rápido que puedo metiéndome entre el tumulto de personas que ya están borrachos o bailando por toda la casa ¿De dónde salieron todas esas personas?, no sabia que Caleb tuviera tantos amigos como para llenar una casa completa. Hay personas por todos lados, cuando subimos hace un rato no habían tantas.
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Te quiero idiota (Borrador)
Conto"Todo fue tan espontáneo, tan natural, que ha ninguno de los dos nos pareció raro que, de pronto, mi mano estuviera en su mano y que nos miraramos a los ojos como dos tontos." _Mario Benedetti