17. confeciones que duelen

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Me adentro en el carro temblando del frio, pero también por la furia que llevo dentro. Soy como una bomba a punto de explotar en este momento y todo por culpa de Caleb, todo lo que me pasa tiene que ser obra de este idiota.

No entiendo a Caleb en absoluto y eso me pone ansiosa, me pone mal. Primero me ignora, despues se enoja y me habla mal y ahora viene a buscarme y a mandarme como si fuera su perro y lo peor de todo, !¡se enoja sin razón alguna¡!

¿Qué cojones pasa con ese animal?.

La ropa se me pega al cuerpo como una segunda piel, el asiento donde estoy plantada esta empapado de agua y mi cabello es un desastre andante.

Parece la casa de una gallina moribunda.

No ayudas conciencia, no lo haces para nada.

La puerta del piloto se abre y Caleb se desliza sobre el asiento con la misma cara de mierda que tuvo durante todo el dia, ¿quién lo entiende?.

Con solo mirarlo siento ganas de agarrarlo y matarlo por hacerme sentir tan mal, pero yo soy peor porque en primer lugar no debí subirme al auto con el.

!¡soy una masoquista¡!.

Se encuentra con la mandíbula apretada y los ojos ardiendo con una furia que espero no sea dirigida hacia mi porque entonces vamos a tener un grave problema y no espero que termine muy bien para el porque mi corazón se siente muy herido después de todo lo que me dijo.

Esta por hablar cuando un estornudo se me escapa resonando por todo el carro que todavía no se ha puesto en marcha.Tendre que tomarme una pastilla o algún jarabe para no pescar un resfriado porque es lo ultimo que necesito sabiendo lo mal que me dan.

—Maldita sea —gruñe volteando a verme aun mas enojado. Me deslizo un poco mas abajo en el asiento encogiendome y escondiéndome de su mirada.

Me intimida.

Dejo de mirarlo para no perderme en esos hermosos ojos que se carga como suelo hacerlo siempre y fijo mi mirada hacia afuera donde esta lloviendo aun mas que antes, la lluvia choca con fuerza contra los cristales del carro, mis labios tiritan y mi cuerpo tiembla por el frio que tengo. Mi estómago ruge con fuerza y pide a gritos un chocolate caliente. Me sentaría de maravilla.

—Quitate esa ropa y ponte esto —me tira una sudadera y unos calzoncillos que me quedo viendo de manera sospechosa.

—Son nuevos —me aclara al ver mi cara de espanto —quítate la ropa mojada y ponte eso o de verdad vas a enfermarte por imprudente.

¿Imprudente?. ¿Yo?.

Señor dame paciencia porque si me das fuerzas lo mato, te juro que lo mato.

—Caleb, por tu bien y el mio sera mejor que te calles —le advierto.

—Como sea, comienza a cambiarte —me gruñe.

—Volteate para el otro lado y no te atrevas a mirarme —lo amenazo.

—¿Es enserio? —enarca una ceja —Te he visto completamente desnuda, Liliana —saca su sonrisa —vi todo lo que tienes debajo de esa ropa.

Intento que mis mejillas no se pongan colorados al recordar ese momento en el baño de su casa.

Reacciono y lo señalo con el dedo —Volteate te dije.

—Bien —se da por vencido.

Me comienzo a quitar toda la ropa sin dejar de mirar a Caleb por si se atreve a voltearse. Me pongo rápidamente la camiseta y los calzoncillos que me pasó los deslizó con rapidez por mis piernas.

Te quiero idiota (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora