𝟮𝟰| 𝗘𝗟 𝗣𝗢𝗗𝗘𝗥 𝗗𝗘𝗟 𝗦𝗜𝗟𝗘𝗡𝗖𝗜𝗢.

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No podía creer que estuviera apoyando al equipo yo sola. Las wags estaban distraídas en sus teléfonos o miraban el partido con indiferencia, como si el grupo de hombres que estaban en la cancha no fueran más que un par de desconocidos luchando como locos por encestar la pelota. 

Estaba gritando y aplaudiendo cada vez que Steph lanzaba un triple, ese hombre era increíble, pelota que tomaba, triple que anotaba.

El partido estaba casi perdido, Memphis iba ganando por quince puntos pero tenía esperanza en Stephen, anotó 45 puntos incluyendo 12 triples, pero no había sido suficiente, no eran los Warriors contra Memphis, era Memphis contra Steph.

El marcador sonó y el castaño se llevó las manos a la cabeza mientras masticaba con frustración su protector dental. Se le notaba que estaba decepcionado y frustrado, terminaban de perder en casa así que seguramente necesitaría tiempo para asimilar la derrota. 

Los Warriors empezaron a salir de la cancha,  bañados en sudor y cabizbajo se dirigían a los vestidores. Ja estaba del otro lado de la cancha, había anotado 35 puntos y con eso fue suficiente para darle la victoria a su equipo. 

El moreno me miró con una sonrisa maliciosa y de la nada empezó a caminar en mi dirección mientras me hacía señas para que me acercara a él. Claramente no le importaban los reporteros, ni los aficionados ni las cámaras, y mucho menos las wags, quienes lo miraban con curiosidad y desprecio intentando descifrar qué tenía que hablar alguien como él con alguien como yo.

Me levanté y me recliné sobre el barandal para poder escucharlo, cosa que también hicieron las wags porque mágicamente soltaron sus teléfonos y parecieron inclinarse sobre sus asientos para escuchar mi conversación con Ja.

─¡Siempre pensé que si venías a un partido de la NBA sería para apoyarme a mi, no al imbécil de Steph! ─dijo entre risas.

─Lo acompañaré durante un mes, así que acostúmbrate a verme seguido, Morant. 

Le brillaban los ojos y debo admitir que escuchar su risa después de tanto tiempo me hizo sentir algo extraño en el estómago.

─Te extrañé, Cissy. ─mencionó mirándome fijamente.

Me quedé en silencio y no fui capaz de decir ni una sola palabra.

─He estado pensando mucho en ti últimamente, ¿Sabes? 

─¿Por qué tardaste tanto en buscarme?

─Como te digo, estuve pensando mucho. ─empezó a reír otra vez.

Parecía que todos los reflectores y cámaras del estadio estaban puestos sobre nosotros, pero se supone que somos familia, ¿No?

─¿Lo quieres? ─preguntó de la nada.

Fruncí el ceño confundida.

─A Curry, ¿Lo quieres? ─repitió una vez más.

─¿De qué hablas?

─Yo te rogué muchas veces para que me acompañaras a mis partidos, y bueno, mírate aquí ahora, haciéndole barras a él.

─Bueno, es que tienes que entenderme, es el padre de mi hijo, Ja, estoy embarazada de él, y eso cambia totalmente la cosa.

─¿Estás segura de que realmente es de Steph? ─soltó de golpe.

Me quedé inmóvil por un segundo repitiendo sus palabras en mi cabeza.

─¿A qué te refieres con eso? ─arrugué el entrecejo.

─Escucha, Narcissa, he estado sacando cuentas y... a veces pienso que hay una posibilidad de que ese bebé... tú sabes.

NO ES TUYO, ES NUESTRO © » 1M8.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora