𝟭| 𝗔𝗤𝗨𝗜́ 𝗩𝗔𝗠𝗢𝗦.

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Tenía las piernas entumidas luego de casi una hora sentada en la sala de espera de Fertilab, el hospital de fertilización más grande de Boston. La pantalla del televisor que colgaba en la pared tenía unos veinte minutos repitiendo una estúpida propaganda sobre unos extraños ralladores de cocina que prometían cortar las frutas y verduras en diferentes tamaños y formas cada vez que cambiaras sus cinco pares de cabezales diferentes, según ellos, de acero inoxidable.  

─¡Narcissa Duval! 

Un grito a la distancia rompió mi burbuja de concentración, era la secretaria, misma que me hizo señas y tras indicarme de que ya era mi turno de pasar me puse de pies, tomé mi chaqueta, el casco de mi moto y caminé en dirección al consultorio que me correspondía.

─Oh, buenas tardes señorita Duval, ¿Qué tal la pasó ayer? ─me saludó la doctora desde su escritorio sin parar de apretar los botones del teclado ni apartar la vista de la pantalla del ordenador. 

─Como ya sabe mi familia es francesa así que no celebramos el 4 de Julio, sin embargo, tuve un día muy pesado en el trabajo, creo que anoche el club se llenó más que nunca.

La mujer soltó una risa de cortesía, la doctora Alice More era una de las mujeres más hermosas que había visto, siempre llevaba los labios muy bien delineados y usaba un precioso bálsamo de color carmesí que la hacían resaltar sus brillantes ojos grises. Tenía la melena recogida con una coleta baja pero aun así algunos finos mechones de cabello rubio le reposaban en el rostro y su escote en uve dejaba apreciar perfectamente aquellos pechos grandes atrapados con dificultad bajo la fina tela de su blusa color vino que sin duda alguna la hacía lucir muy bien.

─Muy bien, el doctor Maliki estará aquí enseguida. ─dijo la rubia poniéndose de pies causando que parpadeara con rapidez intentando disimular el hecho de que había pasado unos diez minutos con la mirada fija en sus enormes senos. 

Me aclaré la garganta y junté las cejas causando que se me marcaran las arrugas de la frente, el cambio fue muy rápido pero seguro ella logró percibirlo; la forma en que pasé de serena a confundida en cuestión de segundos tuvo que ser muy evidente, en especial porque ya me encontraba de pies y con los puños apretados. 

─¿El doctor Maliki? ─repetí totalmente confundida.

Asintió.

─Pero... creí que usted se encargaría de mi proceso.

Ella soltó una breve risa incómoda y se metió las manos en los bolsillos de la bata blanca.

─Esto suele pasar mucho más de lo que cree señorita...

─Cissy, llámeme Cissy. ─la interrumpí con agilidad entre confundida y ansiosa.

Cissy, yo sólo me encargo de organizar los procesos y examinar a las pacientes, mi responsabilidad aquí es asegurarme de que tu útero se encuentre en perfectas condiciones para donar óvulos y nada más. ─suspiró como si ya hubiera tenido que repetir el mismo discurso unas mil veces─. Pero el encargado de extraerlos en sí es el doctor Rohan Maliki, es especialista en fertilidad así que el día de hoy será él quien te realizará el procedimiento. 

─¿Rohan Maliki? ─bufé extrañada─. ¿Qué clase de nombre es ese?

Ella agachó la cabeza y apretó los labios para evitar reír. 

─Es hindú. ─contestó entre la calma─. Nos estaremos comunicando con usted en el transcurso de la semana para asegurarnos de que todo vaya bien, es normal sentir cierta molestia en la vagina por unas horas pero luego de un rato se quita, ¿Entendido?

Asentí.

─Buena suerte Cissy, por favor aprovecha para quitarte la ropa antes de que llegue el doctor y no olvides que al terminar debes pasar por la recepción a recoger tu cheque. 

NO ES TUYO, ES NUESTRO © » 1M8.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora