𝟲𝟵| 𝗦𝗔𝗜𝗡𝗧 𝗝𝗨𝗡𝗜𝗣𝗘𝗥𝗢.

293 47 26
                                    

Mis pasos resonaban en la sala, cada uno marcando el ritmo de la furia que me recorría el torrente sanguíneo.

─¡No puedo creer que lo permitas, papá! ─susurré bajo mi aliento con la mirada fija en el suelo, como si quisiera encontrar respuestas a través de las fibras de la alfombra─. ¡No entiendo por qué Jamel puede pasearse por esta casa como si fuera el dueño del lugar!

Mis manos temblaban y sin pensarlo me acerqué a la mesa de centro frente a los muebles, tomé el florero que descansaba encima y lo arrojé con todas mis fuerzas contra la pared. El sonido de la cerámica rompiéndose en mil pedazos sólo fue el eco de la ira contenida en mi interior.

Mis padres me analizaban en completo silencio y en total calma, como si verme explotar ya fuera parte del diario vivir.

─¡Les exijo que mientras yo esté aquí le prohíban a ese hombre que ponga un pie en esta casa! ─y más que una sugerencia, claramente les estaba dando una orden.

Mamá y papá se miraron entre sí con una naturalidad que me dejó fría, era como estar hablando con la pared.

─¡Lo quiero lejos de mi, de mis hijos y de mi familia!

─Por favor, Narcissa, deja de actuar como una niña caprichosa, sabes que no puedo hacer lo que me pides porque a pesar de que tengamos una relación complicada con Temetrius no podemos darle la espalda, es parte de nuestra familia. ─dijo mi padre dándole un sorbo a su taza de café con canela.

─¡¿Caprichosa?! ─repetí ofendida.

─Santo Cielo, Cissy, sólo déjalo pasar, además, dentro de poco te mudarás con Steph y no tendrás que volver a verle la cara a ese negro delincuente, y gracias a Dios a nosotros tampoco. ─intervino Vlad sin molestarse en apartar la mirada del libro que estaba leyendo.

Él creía que podía hacer lo que quisiera conmigo, como si fuera un títere, o peor aún, como si fuera una maldita niña. Encima, por su culpa había terminado discutiendo con Steph, quien seguramente ahora se metería en la cabeza que aún seguía follando con Ja.

─¡Son unos buenos para nada! ─mis gritos resonaban en cada rincón de la sala.

─Cissy, hija, por favor, sólo...

─¡Basta! ─interrumpí la voz de mi madre─. Nunca me escuchan, así que sigo sin entender por qué insistieron en buscarme después de tanto tiempo si aún son la misma porquería de personas.

─Claro que te escuchamos, linda, pero el asunto aquí es que... ─siguió la mujer con paciencia, pero una vez más volví a interrumpirla.

─¡Hablar con ustedes es como hablar con la pared!

─¡Dios mío, ya basta! ─finalmente saltó mi madre exasperada poniéndose de pies─. ¡Tenemos casi una hora sentados aquí, oyendo cómo nos gritas y nos faltas el respeto, Narcissa!

─¡Pero...

─¡No tengo cabeza ahora mismo para más de esta mierda, necesito ir a la oficina a terminar de organizar unos diseños para el evento de año nuevo en Praga y estoy aquí perdiendo el tiempo contigo! ─y ahora era ella la que me interrumpía─. No hay tiempo para discutir y menos para traer de vuelta al pasado, así que necesito que madures de una buena vez y superes esa mierda, Narcissa.

Mis manos se cerraron en puños y sentí la necesidad de explotar otra vez, pero antes de que pudiera hacerlo, Vlad levantó la mirada por primera vez en todo el rato y sus ojos me enfocaron con firmeza.

─Cállate la puta boca, Cissy. ─dijo cerrando su libro con fuerza y arrojándolo a un lado─. Estoy harto de escucharte lloriquear como una niñita.

NO ES TUYO, ES NUESTRO © » 1M8.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora