Podía sentir la mañana en el rostro así que abrí los ojos con cuidado, Steph dormía profundamente, ajeno a mi mirada.
No podía creer lo que se sentía despertar junto a él, su pecho se movía al ritmo de su respiración y podía sentir el calor que emanaba de su cuerpo, era la segunda vez que dormíamos juntos desde aquella vez en mi departamento.
¿Cómo pasó tan rápido?
Me acurruqué más a su costado buscando su brazo, así que él se removió un poco y me apretó contra sí sin abrir los ojos, soltó un breve suspiro y se quedó dormido de nuevo.
Sonreí al ver su rostro en paz y sus mejillas sonrosadas por el frío, quería besarlo pero no quería despertarlo, quería quedarme así para siempre, mirándolo dormir y escuchar su respiración serena. No entendía cómo había terminado acurrucada a su lado, pero sin duda alguna descansé mejor que nunca, incluso el dolor de la espalda ─cosa que había empezado a atormentarme constantemente desde hace un par de semanas─ parecía haber disminuido un poco.
Recordé la noche anterior, le había puesto hielo en las heridas y noté que los moretones habían mejorado, Steph tenía que jugar hoy contra Memphis y esperaba que estuviera listo, que no le doliera todo lo que le había hecho el idiota de Ja y estuviera preparado para follarse a los Grizzlies en su propia casa.
─¿Puedes dejar de mirarme en algún momento? ─lo escuché decir de la nada con la voz ronca y somnolienta.
─Yo... lo siento, es que... ─y sin poder evitarlo, me sonrojé y aparté la vista de inmediato.
─No, no te disculpes, en realidad... me gusta que me mires, me hace sentir... especial. ─dijo, y luego empezó a reír.
Sentí su mano cálida atrapar mi mejilla, luego me obligó a acercarme a él y sin previo aviso me dio un beso en los labios. No sabía exactamente cómo habíamos tomado este tipo de confianza tan rápido, pero definitivamente no me molestaba en absoluto.
─Lo que no me gusta es tener que levantarme de la cama, no estoy listo para salir y darle la cara al equipo después de todo el escándalo que hice ayer.
Inspiré profundo y sentí un nudo en la garganta.
─No fue tu culpa, Steph, fue Ja quien te atacó sin motivo. ─mencioné intentando consolarlo.
─Sí, pero yo fui el que le rompió la nariz y le dejé un ojo morado, pero te juro que... me encantaría haberle dejado un par de dientes sueltos. ─gruñó con una mezcla de orgullo y arrepentimiento.
─Bueno, él se lo buscó, y además, es cuestión de tiempo para que otro del equipo haga algo más estúpido, y para cuando termine la semana ya se habrán olvidado de lo que hiciste tú. ─dije intentando animarlo tras recordar las sabias palabras de Frannie.
─No creo que lo olviden tan rápido, Cissy, sobre todo los chicos, ellos estaban ahí cuando Ja llegó al estadio buscando problemas, ni siquiera nos dio tiempo de reaccionar o de al menos intentar calmarlo, sólo perdió la cabeza y... me atacó. ─mencionó entrecerrando los ojos mientras veía al techo, como si estuviera recordando la escena con lujo de detalle.
─Ellos te quieren, seguro que ya pasará.
─Lo sé, lo sé, pero no sé cómo van a mirarme ahora, o si van a confiar en mi. ─suspiró profundo─. No sé si hoy voy a poder jugar bien contra Memphis.
Pude verlo cerrar los ojos y arrugar las cejas, como si le doliera algo.
─Últimamente... cuando estoy en la cancha siento que me duele la cabeza, y me dan ganas de vomitar. ─tomó una breve pausa mientras hablaba con un hilo de voz─. No puedo concentrarme y llevo semanas sin poder dormir bien, es como si... amar el baloncesto no fuera suficiente.
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NO ES TUYO, ES NUESTRO © » 1M8.
Romance❝¿Hasta dónde estarías dispuesto a llegar para sobrevivir? Descubre la historia de una joven universitaria que, en su desesperación por conseguir dinero para seguir con sus estudios, se convierte en donante de óvulos en un prestigioso hospital de l...