𝟯𝟵| 𝗨𝗡𝗧𝗢𝗨𝗖𝗛𝗔𝗕𝗟𝗘.

794 97 76
                                    

No puedo creer que me haya hecho esto. ¿Cómo se atreve a desaparecer así de nuevo?

Maldita sea.

¿Estará bien?

No podría concentrarme en el juego con todas esas dudas en mi cabeza, todos cuentan conmigo, los cientos de fanáticos allá afuera esperan que les dé un buen espectáculo, y todos, absolutamente todos los ojos estarán puestos sobre mi, pero yo sólo quiero saber de ella; de mis hijos.

─Dios mío, por favor. ─musité hablando conmigo mismo.

Quería abrazarla, besarla, decirle que me perdone por todo lo que la hice sufrir, quiero ver sus preciosos ojos grises otra vez, su sonrisa pícara y su cabello largo, sentir su vientre y acariciar a mis pequeños.

No sé dónde está, el hecho de saber que no tengo el asunto bajo control me mata por dentro, me hace sentir impotente, furioso y desesperado, quisiera salir corriendo de aquí y buscarla por todo el mundo, encontrarla y no soltarla nunca más, pero no puedo. Tengo que quedarme aquí, fingir que todo está bien, ponerme el uniforme y salir a la cancha.

Tengo que jugar baloncesto, como si no importara nada más que eso.

─¡Vamos, Penny, contesta de una vez! ─exclamó Donte frustrado mientras observaba su teléfono con ganas de arrojarlo contra la pared─. ¡No me puedes hacer esto, necesito hablar contigo!

Y luego de eso, procedió a marcar el número de la chica por enésima vez.

─Tranquilo, Donte, no te pongas así. ─suspiró Klay desde una de las bancas de los vestidores─. Tal vez tenga el móvil apagado o sin batería, o quizás esté ocupada con algo importante, te llamará cuando pueda.

─¿Algo importante? ─gruñí con los ojos casi que desorbitados─. ¿Qué puede ser más importante que saber dónde está Narcissa? 

─Cálmate, cálmate Steph. ─siguió el castaño de barba.

─¡¿Cómo puedes estar tan tranquilo y decirme que me calme?! ─grité exasperado─. ¡Me estoy volviendo loco, tengo casi una semana sin saber de ella, puede estar en cualquier parte del mundo y quizás esté en peligro!

─Lo sé, viejo, y créeme que también estoy preocupado por ella y por los bebés, pero no podemos hacer nada más que esperar, esperar a que la chica esa nos dé alguna señal o a que Cissy se comunique con nosotros, no creo que esté en peligro porque las malas noticias siempre son las primeras que llegan. 

─¿Esperar? ─repetí sin darle crédito a mis oídos─. ¿Eso es todo lo que se te ocurre? ¿Esperar? ¡Yo no puedo esperar, Klay, tengo que actuar ahora mismo y decirle que la quiero!

El chico frunció el ceño de inmediato y me quedó mirando fijamente.

─¿Qué acabas de decir? ─demandó saber─. ¿Que la quieres?

Inspiré aire con fuerza, me acomodé las manos en la cintura y me quedé mirando al techo por unos minutos.

─Sí, Klay, la quiero.

─¿Y qué hay de Rachel? Es tú esposa, Stephen.

─Ex esposa, Klay, ex esposa. ─repetí─. Ella y yo ya no estamos juntos, y además, no olvides que me pidió el divorcio.

─No, no, sigue siendo tu esposa, aún siguen legalmente casados. ─manifestó poniéndose de pies, como si estuviera ligeramente molesto por algo.

─Bien, como sea, el punto aquí es que no la amo y dejé de hacerlo hace mucho tiempo, la relación ya estaba rota y no hay nada que hacer para salvarla, simplemente... se acabó.

NO ES TUYO, ES NUESTRO © » 1M8.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora