𝟰𝟵| 𝗖𝗢𝗥𝗔𝗭𝗢́𝗡 𝗗𝗘 𝗣𝗢𝗟𝗟𝗢.

641 88 95
                                    

Sus palabras entraron por mis oídos y se quedaron dando vueltas como torbellinos dentro de mi cabeza.

No podía creer lo que terminaba de escuchar.

¿Ja está dentro de la casa peleando con Axel?

Sentí un nudo en el estómago y un escalofrío en la espalda. Me sentí como una imbécil, pues yo le había roto el corazón y me había alejado de él como si sus sentimientos no importaran, pero ahora él estaba ahí dentro, peleando contra ese animal por mi culpa.

Vino a defenderme.

─¿Ja? ─la voz de Steph me hizo regresar a la realidad─. ¿Hablas de Ja Morant?

Camille asintió con rapidez.

─Narcissa, ¿Qué demonios hace él aquí? ─preguntó, y ahora pasó de lucir enojado a celoso en cuestión de segundos.

Inspiré profundo y tras ignorarlo por completo corrí hacia el interior de la casa, sosteniendo cuidadosamente mi vientre mientras mis piernas se esforzaban por avanzar.

─¡Espera, no entres, no entres! ─oí la voz de Stephen a la distancia.

Me adentré en la casa y una sensación extraña me recorrió el cuerpo. Habían cuatro chicos desconocidos y armados con palancas de acero destruyendo todo a su paso. La casa era una mierda. Los muebles, los cuadros, las ventanas, todo estaba hecho pedazos. El suelo estaba cubierto de cristales rotos así que avancé con cuidado de no lastimarme, aunque a pesar de todo el ruido aún así los vidrios crujían bajo mis pies con cada paso que daba.

Los chicos eran morenos e iban vestidos de negro, con pasamontañas que apenas y dejaban ver sus ojos. Ni siquiera me miraron, estaban demasiado ocupados terminando de destruir la casa, pero en medio de el caos logré escuchar quejidos y golpes húmedos que provenían de una de las habitaciones.

─Dios mío, Ja, por favor. ─musité mientras me acercaba a toda velocidad.

Me aterraba encontrar a Ja vuelto nada y a Axel golpeándolo como si no hubiera un mañana, pero sin embargo, al llegar al lugar me quedé petrificada ante lo que vi. Un chico moreno y cubierto de tatuajes estaba encima de Axel, quien estaba irreconocible debido a que la hinchazón y la sangre le cubrían el rostro.

Reconocería esa espalda donde fuera.

Ja estaba encima de él, con los nudillos ensangrentados y la furia desbordándole el cuerpo.

─¡Cissy, quítaselo de encima o lo matará! ─un grito llegó a mis oídos y una débil Camille apareció junto a mi.

Y tras escuchar sus gritos, que parecían más súplicas que cualquier otra cosa, sólo pude pensar en algo importante.

─¡¿Dónde está Harry?!

─Le dije que jugaríamos un juego, que habría mucho ruido afuera y que no podría salir del clóset hasta que yo se lo pidiera. ─contestó con la voz temblorosa.

Me acerqué a la pelinegra y la tomé de los hombros con mucho cuidado.

─¿Estás bien?

Asintió rápidamente.

─Toma a Harry y sácalo de la casa, pero salgan por la ventana, no quiero que vea todo este reguero. ─me detuve mientras tomaba su rostro entre mis manos─. El auto está afuera, sólo sube y no dejes que el niño sepa lo que está pasando.

─¡Pero Cissy...

─¡Camille, sácalo de la casa ahora mismo! ─corté sus palabras.

─¡Pero Axel...

NO ES TUYO, ES NUESTRO © » 1M8.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora