Amarion

4

Después del desayuno, Diederik llevó a Amarion al último piso de la mansión para comenzar su recorrido. Las armas y armaduras se exhibieron aquí y allá en cada pasillo. Amarion se detuvo en una habitación en particular. En las paredes colgaban elaborados retratos, cada uno de los cuales representaba a un hombre desconocido. No tenía ninguna duda de que cada uno tenía una historia elaborada.

El mayordomo explicó:

—El Gran Duque es de una familia con una larga historia, que se remonta al comienzo del Imperio. Originalmente era una familia ducal, se convirtieron en archiduques después de reprimir la rebelión del sur hace seis generaciones. Morte es una familia que ha servido al Imperio durante mucho tiempo.

Amarion se sorprendió al ver tantos retratos colgados por toda la habitación.

En lugar de que los retratos en sí mismos fueran maravillosos, la paz del Imperio en el que se podían conservar estos viejos retratos era maravillosa.

Vivía en la finca de un conde, pero nunca había visto decoraciones ni pinturas de ningún tipo con incrustaciones de oro. Fue porque habían vendido todo lo que tenía valor y lo habían usado como leña.

Ella examinó en silencio los numerosos retratos. Había bastantes rostros que se parecían al Gran Duque.

'Por eso es tan hermoso...'

Recordó su rostro esculpido, ojos curvados y labios regordetes...

Aparte de sus preferencias, era solo un hecho que él era un hombre hermoso.

Pensó mientras miraba los ojos similares en la imagen.

'Entre ellos, ¿alguno tenía un apodo espeluznante como' Muerte'?'

Ella esperaba que no...

Dejó a un lado sus pensamientos sin sentido y se trasladó a la siguiente habitación.

Había innumerables habitaciones maravillosas al lado de la sala de retratos.

Había una sala llena de oro y joyas, y una sala llena de instrumentos musicales.

Pero lo que más la impresionó fue el arsenal.

No sería exagerado decir que el arsenal del Gran Duque contenía armas de todo el mundo.

No pudo ocultar su sorpresa cuando vio una espada hecha de jade puro colocada junto a un lucero del alba¹.

Los caballeros que ella conocía querrían poseer armas como esta, incluso si tuvieran que vender todo lo que tenían.

—¿El Gran Duque usa todas estas armas?

—No. Al difunto Gran Duque le gustaba coleccionar armas, por lo que la mayoría fueron adquiridas por él.

—Oh...

Acarició la hoja de una espada en forma de medialuna.

Diederik habló en voz baja.

—Puede tomarlo si quiere.

—¿Qué? ¿En serio?

—Sí. Su excelencia dijo que le dé lo que quieras.

'¿El gran duque dijo eso?'

Ella se sorprendió por su amabilidad.

No entendía por qué le concedía tal derecho, pero no creía que debiera tomar las armas de su difunto padre.

¿Qué se suponía que debía hacer con las armas que sacó de aquí de todos modos?

¿No sería mejor simplemente vencer al Gran Duque con armas comunes en lugar de sentimentales?