Amarion

8

Víctor se movió tan rápido como un relámpago y tan pesado como un trueno. Era el manejo de la espada estándar de los Caballeros Imperiales, que era difícil de aprender. Su espada voló exactamente donde se necesitaba.

No se atrevió a enfrentarse al poder destructivo que emanaba de su gran cuerpo, el cual admiró desde el momento en que lo vio por primera vez.

Lo sentía todas las noches, pero estaba demasiado débil para contrarrestar sus ataques desde el frente.

Ella evitó sus golpes una, dos veces, y después de balancear su espada hacia abajo, la balanceó hacia atrás para proteger su cabeza. Víctor le clavó la muñeca, apartando la espada y corrió hacia su pecho.

Ella dio un paso atrás y desvió su espada.

*Chaenggg*

Hubo un sonido agudo.

Fue realmente asombroso.

¿Cómo en el mundo había tal espadachín? Cinco golpes le llegaron en rápida sucesión, por lo que ni siquiera podía tocarlo.

Ella respiró hondo y lo miró. Víctor estaba sonriendo.

—Mi Marion.

Inmediatamente su espada voló de nuevo. En lugar de retroceder, saltó hacia adelante. Esta era una técnica que usaba cuando trataba con trolls de brazos largos. Él tenía los brazos más largos que los de ella, por lo que sería una desventaja mantener su distancia.

Dio dos pasos hacia adelante y agitó su espada desde abajo. Víctor se hizo a un lado y le quitó la espada. Ella no pudo manejar su fuerza, y perdió el equilibrio. Ella cayó, rodó hacia la derecha y agitó su espada en su espalda.

Oyó otro tintineo y retrocedió con manos temblorosas.

'Oh, oh mi.'

La punta de su espada estaba rota. Sus espadas chocaron y su hoja se rompió.

Ella levantó las manos.

—Perdí.

Víctor se detuvo y envainó su espada.

Mirando hacia abajo a la hoja de su espada, se dio cuenta de que su entorno se había vuelto extrañamente silencioso.

Los caballeros, que habían estado aullando y silbando momentos antes, miraban a los dos con la boca abierta.

'¿Qué hay de malo con ellos?'

Víctor se acercó a ella, perplejo. Rápidamente sonrió extasiado y comenzó a quitarle los cabellos que estaban pegados a su frente y mejillas por el sudor.

—El rey no me mintió.

—¿De qué estás hablando?

—Que eres la mejor caballero.

Realmente estaba exagerando.

Su cara se puso roja.

Era un cumplido que solo había escuchado en su reino. Ella no sabía cómo se había extendido el rumor a la Capital Real...

De todos modos, ella no era lo suficientemente buena como para ser elogiada por la famosa 'Muerte Andante'. Ella no fue capaz de golpearlo una vez.

Después de que terminó de acomodar sus cabellos sueltos detrás de su oreja, Víctor habló con sus caballeros por encima del hombro.

—Estos muchachos parecen tener muchas preguntas, así que por favor habla con ellos por un momento. Chicos, no molesten a mi esposa.

Cuando se dio la vuelta, los caballeros acudieron en tropel hacia ella. Tan pronto como Víctor soltó su mano, la acosaron con preguntas.