Amarion

26

El bullicioso mercado cercano era muy ruidoso.

El humo salía de las chimeneas aquí y allá, y los comerciantes encendían pequeños faroles en sus puestos, tratando con entusiasmo de conseguir algún negocio de última hora.

Víctor suspiró y la atrajo hacia él, lejos de la multitud.

—Entonces, ¿quiénes eran ellos?

—Son el grupo de mercenarios 'Troll's Right Calf'.

—El Troll es... ¿qué?

Parecía confundido.

Levantó su espada y señaló el mango.

—Tienen un pequeño dibujo de una pierna de troll en sus armaduras y armas. Es una de las unidades directamente bajo el rey mercenario Yaji. Son muy hábiles.

Víctor se quedó en silencio por un momento.

—Okey. ¿De qué hablaste?

—Pregunté sobre los movimientos de los monstruos. Es extraño que nos encontremos con tantos en nuestro camino aquí.

—Bueno, no es inusual ver un orco.

Su expresión se volvió seria. Ella dejó escapar un breve suspiro.

—Ellos tampoco sabían por qué. Pero parece que está siendo investigado por su cuenta. Decidieron avisarnos cuando concluya la investigación.

—Veo. Tendré que investigarlo cuando regresemos a nuestro territorio.

Víctor asintió con la cabeza con una cara severa.

De repente, él volvió a mirarla.

—Espera... ¿por qué viniste y lo comprobaste tú misma? Podrías haber hecho que mis caballeros lo hicieran.

—Pero quiero averiguarlo por mí misma... y estar seguro de ello.

Ella parpadeó.

La mayoría de sus caballeros no sabrían cómo hablar con un mercenario, y mucho menos cómo hacer un trato.

Y, para ser honesto, incluso si conocían a alguien, no se sentía cómoda empujándolos al mundo desconocido de los mercenarios.

Después de unos días de observación, se dio cuenta de que sus caballeros eran casi tan débiles como Jeffrey Sutherland.

Víctor suspiró profundamente.

—Marion, aunque mis caballeros son frívolos, no son poco fiables. Habrían reunido la información.

—Pero, ¿y si tienen una discusión?

La expresión de Víctor se volvió muy extraña. Ella continuó hablando ansiosamente.

—Este es un pueblo de viajeros, donde se reúne todo tipo de gente. Conocer a un caballero de su nivel seguramente causará lesiones graves.

—Marion, eso...

Víctor se quedó sin palabras.

Era una vista muy rara.

—... No hay tantos espadachines a tu nivel.

—¿Qué quieres decir? ¡tú también eres bueno! Por supuesto, eres más fuerte que yo.

Pensar en su habilidad con la espada la hizo sonreír. El mayor honor para un espadachín era tener un caballero fuerte a su lado para mirar y aprender.

Pero extrañamente, Víctor se veía un poco pálido. Abrió los labios como si fuera a decir algo, pero los cerró rápidamente.

Tragó saliva y continuó.