Amaia y Evelyn se encontraban en la biblioteca de la universidad. Después de terminar su larga y confusa clase de latín, la cual ni siquiera por el sexy profesor había valido la pena (ya que Amaia no había entendido ni una sola cosa) se dirigieron a la gran biblioteca. Al salir de clase recordó que necesitaba unos libros para terminar su ensayo para su clase de literatura y ya que Evelyn no tenía más clases durante el resto del día su amiga la acompañó.
Amaia realizando diferentes tareas mientras que Evelyn chateaba en su celular.
No podía evitar preguntarse con quien hablaba su amiga, ya que tristemente la única amiga que Evelyn tenía era ella. Y hasta donde sabia, su amiga no tenía un actual novio o ligue. Consideró preguntárselo, pero en ese momento, su visión se tornó borrosa y su cabeza empezó a punzar sintiéndose mareada.
No otra vez, pensó Amaia con cansada molestia.
Trató de respirar lentamente, la falta de sueño le producía muy a menudo ese tipo de ataques. O al menos, eso era lo que todos creían ya que nunca habían encontrado una razón médica para sus problemas. A pesar de su esfuerzo de mantenerse en silencio, tuvo que haber hecho un ruido de lamento porque Evelyn se levantó de su asiento y se acercó a ella.
–¿Amaia? ¿Estas bien? – Preguntó su amiga. Sus ojos purpuras viéndose preocupados.
¿Ojos purpuras? ¿Desde cuándo Evelyn tenía ojos purpuras?
De hecho, ¿Quién podría tener ojos purpuras?
Amaia supuso que estaba alucinando.
–No me siento bien. – Le respondió a su amiga. – Ya sabes, lo mismo de siempre.
Evelyn la miró alarmada y fue a decir algo cuando una mano morena apareció en la periferia de su visión.
–¿Amaia, necesitas ayuda? – Preguntó la voz de Marcus.
Marcus era uno de sus compañeros de clase. Lo había conocido en su clase de literatura dramática. En su licenciatura de literatura no había muchos chicos calientes, todos eran lindos y amables, pero definitivamente no eran endemoniadamente guapos.
Pero Marcus... Marcus era absolutamente ese chico.
Amaia se maldijo por tener que encontrarse en esta situación justo cuando el hombre decidía dirigirle la palabra fuera de clases.
–Claro que necesita ayuda, idiota. – Gruñó Evelyn.
Por alguna razón, Amaia tuvo ganas de golpear a su amiga.
–Estoy bien, solo necesito un momento. – Respondió Amaia agitando una mano restándole importancia.
–No seas terca, acepta la ayuda cuando es ofrecida. – Insistió Marcus acercándose. – Te ves pálida. Bueno, más de lo usual. – Agregó con una sonrisa matadora.
–¿Puedes llevarme afuera? – Preguntó.
En serio estaba empezando a sentirse realmente mal porque el coqueteo de Marcus no produjo el efecto usual. Su cabeza seguía punzado y ella podía sentir como si estuviese a punto de explotar.
–Necesito tomar un poco de aire.
–Claro. – Aceptó Marcus y la ayudo a levantarse colocando una mano en su espalda.
–Recogeré nuestras cosas y luego los sigo afuera. – Informó Evelyn con voz diligente.
Amaia creía haberle dado una sonrisa a su amiga, pero no estaba segura. Luego, sintió a Marcus conduciéndola al jardín fuera de la biblioteca. Un momento después, Marcus la dirigió a uno de los bancos y la sentó colocándose a su lado.
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Un Mundo de Sueños Oscuros y Resplandecientes
Viễn tưởngAmaia Vogel siempre había tenido sueños extraños. Desde sus 11 años sus horas de descanso se habían convertido en una proyección de imágenes de un mundo mágico y encantador que terminaban con ella despertándose en horror por sus terribles pesadilla...