Capítulo 36: Aquel último Acto

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Kiernan Darkness giró su espada decapitando a un banshees que venían hacía él. Sus hermanas a cada lado luchando de la manera tan experta y controlada que el entramiento como Osiris les había enseñado. Sin embargo, Kiernan sabía que no sería suficiente. En poco tiempo la batalla se había vuelto salvaje y desagradable. Cuando Levana le había ordenado acompañar a la princesa nunca se imaginó que se verían envuelto en una gran batalla como esta.

No es que se arrepintiera de haber venido.

Desde el momento que nació, Kiernan era muy consciente de la responsabilidad que pesaba sobre su hombros. Dirigir el ducado de su madre y proteger a su familia. Era un voto que había hecho de pequeño y nunca rompería. Era un hombre de honor. Al convertirse en Osiris este voto se había transformado un poco, extendiéndose a Esus y la corona. Él y sus hermanas habían jurado proteger a Amaia incluso cuando la princesa solo había sido el eco de una historia casi leyenda.

Ahora, la princesa estaba aquí y con ella una oportunidad para que su nación resurgiera. Sin embargo, el precio era demasiado alto. La vida misma de la princesa, pero ellos hicieron un juramento y un Osiris nunca faltaba a un juramento.

El pelearía, cortaría y destruiría a través de esos monstruos. Daría su propia vida para ofrecer una oportunidad a Amaia. No era solo una criatura que los dioses habían creado para manipular a su antojo. Para pagar el precio de lo que ellos habían hecho.

Era mucho más que eso.

La historia de la princesa perdida se había convertido en un cuento de esperanza para su nación. Amaia se había convertido en un símbolo. En una oportunidad para creer que Esus podría levantarse y ser tan maravillosa como una vez lo había sido. Sí ella era sacrificada... no sabía que consecuencias traería eso para Esus.

Así que no, él no lo permitiría.

Lucharía hasta el final pero algo le decía que no sería suficiente. Había visto esta escena antes, había escuchado esos gritos antes, había olido el aroma de la muerte. En otro tiempo, en otro lugar.

Sabía cómo terminaría.

Sin embargo, recordó las palabras de la druida de fuego en la sala de consejo y asintió. Si iba a morir hoy, lo haría con honor. No como un cobarde.

En ese momento, se giró lanzando un poderoso golpe que corto a través del espacio y con este un banshees fue cortado a la mitad. No tuvo tiempo de sentir victoria porque otro se abalanzó sobre él. Kiernan lo esquivó por poco, pero no vio el que estaba a su izquierda y antes de que pudiese salir herido, Kenna saltó desde su distancia lanzando uno de sus cuchillos y golpeando a su objetivo.

Su hermana cayó en un suave movimiento, como una bailarina terminando su acto. Su rostro suave con su usual expresión misteriosa. Su cabello negro amarrado en una cola de caballo alta. La mayoría de las personas tenían problemas para distinguir a sus hermanas, pero él no. No importaba cuanto intentaran Kaira y Kenna, no lograban engañarlo.

Sonrió asintiendo un agradecimiento.

–Gracias, Kenna.

Su hermana sonrió de manera malvada mientras que golpeaba a otro banshees.

–¿Estás seguro de que soy Kenna? – Devolvió elevando una ceja en pregunta.

Kiernan negó suspirando exasperado.

–No tenemos tiempo para esto.

–Siempre hay tiempo para las bromas. – Comentó su hermana girándose en un elegante y asesino arco. Sus cuchillas brillando. – Principalmente, cuando es muy seguro que sea la última vez.

Un Mundo de Sueños Oscuros y ResplandecientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora